Capítulo 12

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Como siempre, solté un suspiro lleno de molestia cuando llegué antes que la profesora de fotografía industrial. No tenía idea porqué siempre llegaba a la hora exacta cuando ella se encargaba de dejarnos esperando en el pasillo del séptimo piso, con el frío aire de las mañanas, puesto que los pastillos no tenían ventanas, sino que la estructura estaba hecha para la buena ventilación. Al ser una universidad grande era buena, aunque si te poner a pensar y meditarlo un poco, cuando observas la cantidad de alumnos que hay en una simple universidad de omegas y betas, te das cuentas que lo único que eres es un grano en el mundo, que no importas, un granito de arena, uno más entre infinidad de personas.

¿Cuántos como yo habrían cometido errores en su vida? ¿Cuántos omegas estarían pasando por lo mismo? Ser excluidos, ser maltratados y nombrados como una abominación tantas veces, que ya no hay forma de que no te lo creas; muchos lo considerarán exagerado, pero pocos comprenden lo que es el tener un pensamiento tan adentro en tu subconsciente que no importa cuánto te quieras sentir hermoso o normal, no eres normal, yo no lo soy, porque soy una persona que cometió un error y ahora me tratan como el peor pecador existente.

Me acurruqué en la gruesa polera negra de Sergio, él la llevó en su auto exclusivamente para que yo la use cuando volvimos del estadio, realmente con él todo ha salido relativamente bien. Sergio se empeña en hacerme sonrojar o en decirme lo hermoso que me ven sus ojos, además que Charles y él se llevan tan bien que parece mágico, creo que pronto podrá entrar a mi casa y quedarse por unas horas sin ningún problema.

Siempre es bonito pensar en Sergio, eso me da muchísima calidez.

Levanté la mirada solo cuando la profesora Susie llegó, como siempre, pidió disculpas por su tardanza. Todos entramos al salón, congelándonos de frío y entonces me senté, tal cual cada una de sus clases, en el asiento del final de la segunda fila, cerca de la puerta de salida. Odiaba las clases de los viernes, no porque fueran malas, realmente la fotografía industrial me llamaba la atención como cualquier otro curso, sino porque no me tocaba con Lando, ni siquiera con el idiota de Lance, que, sea como sea, me platicaba y sabía que contaba con él para emergencias, como por ejemplo...

-Bueno, alumnos. El trabajo de hoy es grupal, así que quiero que formen grupos de cuatro o de cinco, en unos minutos paso para indicarles que deben hacer.

Sí, esta es una emergencia.

Observé como mis compañeros, tanto los omega y los beta, se agrupaban con sus amigos, soltando risas escandalosas y dejando que sus sillas chillen mientras las acomodaban. Suspiré, sintiendo de nuevo esa tristeza querer consumirme, respiré hondo para evitarlo y pensé en Sergio. Una pequeña sonrisa se formó en mis labios cuando me sorprendí a mí mismo pensando en Sergio, no en Charles como siempre hacía, al parecer este alfa estaba entrando tan profundo en mi corazón que debía resignarme a la idea, intentando olvidar que algún día debía dejarlo ir, cuando consiguiera a una omega digna para él y se olvide de su capricho porque seamos buenos amigos.

Tomando aire, observé un grupo de cuatro chicas, todas omegas. Asentí con toda la motivación que podía sacar y me levanté de mi lugar, caminando hacía ellas, conocía a una, sabía que se llamaba Charlotte porque tuve otras clases con ella anteriormente y nunca la he visto tratándome mal, quizás ahora tendría algo de suerte.

-Hey, hola. – Aclaré mi garganta, sonaba tan tonto con el típico tono asustado, solo esperaba no empezar a soltar feromonas o se volverían a reír de mí.

-Hola. – Me saludó una amiga de Jane, no la había visto nunca, pero se veía lo suficientemente tímida, con los típicos lentes gruesos y cabello cubriendo gran parte de su rostro.

-Lo siento, es que no tengo grupo, y vi que son cuatro, entonces...

-No, estamos llenos. – Habló una tercera, mirándome inexpresivamente. -Pondremos el nombre de un compañero nuestro que no ha venido, así que somos cinco, lo siento. - Después de una cínica sonrisa, volvió su atención a su celular.

The perfect omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora