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āāāEn dĆ³nde, Cristal se familiariza con su nueva vida como neĆ³fito, mientras que Alice se reencuentra con su amada, cuyos ojos ahora lucen un tono carmesĆ. Su compaƱera, ya no exhibe el latido que tenĆa en el corazĆ³n cuan...
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═════Cristal escuchó un sutil movimiento al norte y en un instante, su mente comprendió que cualquier posibilidad de escapatoria para rescatar a Bree se había esfumado. Ambas quedaron atrapadas entre el clan de los ojos amarillos y lo que fuera que se aproximaba.
━Ajá ━una voz, carente de cualquier inflexión, se hizo eco desde detrás de una densa cortina de humo. Fue suficiente con esa sola palabra para que ambas vampiras de ojos rojos identificaran al hablante sin lugar a dudas. Bree hizo un ademán de moverse, pero Cristal actuó con rapidez, aferrándole la mano en un gesto disimulado de negación.
Eran los encapuchados.
Los vampiros envueltos en capas oscuras se deslizaron a través del vapor de una manera que parecía casi fantasmal, deteniéndose justo frente al clan de los ojos amarillos. Ninguno de ellos volteó a mirar a Cristal o a Bree, lo que las obligó a permanecer completamente inmóviles.
Eran solo cinco, igual que la última vez que las habían espiado junto a Diego y Fred. Sin embargo, eso no marcaba una gran diferencia considerando que el clan de los ojos amarillos constaba de siete miembros. Era evidente que los vampiros de ojos amarillos desconfiaban tanto de los encapuchados como Riley y Victoria. Había mucho más debajo de esas capas de lo que sus ojos revelaban, pero ambas podían sentirlo en el aire. Estos eran los verdugos, y no se podían subestimar.
Y allí estaba él. Cuando lo vio por primera vez en la distancia, su presencia ya le pareció inquietante, pero al verlo de frente, un malestar indescriptible se apoderó de la rubia. Él la observaba con una mirada seria, escrutando cada detalle de su ser. Era el encapuchado con la capa roja oscura. Estar cerca de él, más que antes, le provocó una incomodidad que recorrió cada centímetro de su cuerpo. Se sintió horrorizada y, como respuesta instintiva, apretó la mano de Bree con fuerza.
Un recuerdo se agolpó en su mente. Música ensordecedora, el viento ondeando su cabello rubio, una voz femenina cantando en segundo plano, un chirrido agudo y un estruendo atronador. Algo le faltaba en ese recuerdo, algo que sabía que ese vampiro, quien le causaba un malestar abrumador, tenía que ver con ello. A pesar de todos sus esfuerzos, no pudo recuperar más detalles. No obstante, la sensación de que largaría ponzoña si lo seguía mirando en cualquier momento de forma inminente la invadió, por lo que apartó la mirada de él y se concentró en mirar hacia adelante.
