IV

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La mañana era un poco fría, así que Baekhyun se encontraba dentro de una de sus capas gruesas. Ahora estaba caminando entre los pasillos para llegar a la sala de prácticas de magia oscura. Aunque se podría decir que era extraño que él haya escogido esa clase, siendo un hada de luz, la verdad es que no siempre querría que todo girará en torno a esta y en realidad le gustaba esa materia. Era interesante.

Mordió su labio inferior cuando llegó y sacó su bolso para empezar a tomar notas si es que se requería. Suspiró al saberse solo, las pocas hadas que tomaban esa materia ya no se le acercaban. Rodó los ojos cuando vio a un par cuchicheando más allá y mirándolo.

La clase transcurrió de manera normal, así que se dispuso a ir a su habitación, porque deseaba encender un poco de fuego y tomar chocolate con galletas de botón de rosa.

Había pasado una semana desde que vio por última vez a Chanyeol, aquel día en que se despidieron. Se abrazó a sí mismo, pensando en que lo extrañaba, extrañaba sus besos y abrazos cálidos. Sin embargo, no había recibido ningún tipo de noticia de nadie sobre él y aunque, al principio pensó que era lo mejor, ahora le estaba apretando el pecho.

Mientras caminaba hacia el bosque, vio por un pasillo a los chicos que solían estar con Chanyeol, el bajito de ojos redondos y el moreno alto. Se aproximó hacia ellos, ya que estaban sin el resto de aquel grupo que odiaban a las hadas.

—Hola —los interceptó.

Kyungsoo frunció el ceño por haber sido detenido, pero cuando se dio cuenta de quién lo había hecho, solo levantó una ceja, dándole una mirada aburrida y sin interés alguno.

—¿Qué quieres? —dijo sin amabilidad en su voz.

—Yo... Yo —sus palabras daban vueltas en su lengua sin querer salir.

—No tengo todo tu día, hada ¿Qué quieres? —entornó los ojos y resopló.

—¿Cómo está Chanyeol? —dijo con rapidez.

Por primera vez en ese momento, Jongin dejo de mirar al infinito y vio por un segundo a Baekhyun antes de chocar sus ojos con los incrédulos de Kyungsoo.

—Eso a ti no te incumbe, hada —dijo con burla lo último—, ve a dejar molestos brillitos por ahí y no nos molestes más.

—Por favor, solo quiero saber si está bien...

—Está muy bien, siendo cuidado por su prometida. Ahora déjanos en paz —chasqueó la lengua, dispuesto a rodear al chico para irse.

—¿Prometida? —dijo con amargura la palabra, sintiendo como su cuerpo se tensaba.

—Los magos sangre pura tienen prometidas desde que son pequeños —dijo Jongin, retirándose.

Baekhyun se quedó solo en el pasillo, solo y mareado, tanto que necesitó caminar hasta una pared para poder sujetarse y no caer a llorar. Le dolía, su pecho dolía tanto que sentía como si fuera a detenerse en cualquier momento, además le estaba costando trabajo respirar adecuadamente. Cerró sus ojos por un momento, queriendo controlarse.

¿Por qué se sentía así? Sabía que eso pasaría. El amor de Chanyeol a él nunca fue real, pero ahora estaba ahí, sintiendo que algo se había roto en su pecho. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por ir hasta su habitación.

Miraba el techo lila y se preguntaba tantas cosas, todas ellas rondaban alrededor de Park. Él no sabía que el mago estaba comprometido, pero al parecer no fue algo relevante de decir para Park, porque nunca se lo comentó. Suspiró y estiró su índice para traer hacia sí, la estatuilla de hada que ahora flotaba frente a él.

Mordió su labio inferior al percatarse de que esa hada era él, no había prestado tanta atención antes. Su respiración se volvió irregular al imaginar a Chanyeol fabricando y detallando cada trocito del azúcar sólida.

Dulce Fantasía || Chanbaek Donde viven las historias. Descúbrelo ahora