[7 años después.]
Cerre mis ojos por un instante, sintiendo como el sonido de las olas traspasaba mis oídos. Era demasiado agradable volver a sentir el tacto del agua en los dedos de mis manos, y en mis piernas. Era como sentir que cada parte de tu cuerpo sanaba por completo. Sanaba aquellas heridas que no se habían cerrado en años, o eso creía...
—¿Lista para surfear algunas olas? -—me dijo Kairi. Podía ver que en sus ojos tenían ese brillo reluciente, dándome a entender que estaba lo suficientemente ansiosa por devorar cada ola que se le cruzase por su camino.
Me daba envidia. Envidia porque ella podía estar lo suficientemente feliz, e ilusionada. Y yo, en cambio, estaba aterrorizada y con el corazón apunto de salirse por mi boca. No se por cuanto tiempo había dejado de surfear, pero sé que lo había dejado por una razón, y fue..... Por la muerte de mi padre.
Lo había dejado todo por él, todos mis sueños lo deje por él.... Él era mi motivación de seguir surfeando desde pequeña. Era mi razón para nunca rendirme y seguir adelante.
Pero... Ahora no iba a pensar en todo eso, no.
—Si... —le respondí dudosa, mirandola. Kairi asintió con su cabeza y, sin más dilación, nadó hacía la ola que venia a lo lejos. Yo no hice más que tragar y tragar saliva sin parar.
Toque mi pecho para sentir mis latidos, que parecían que iban a mil por hora. Cogí una bocanada de aire, y expulse todo para tranquilizarme, pero no sirvió de mucho.
—Un último intento, papa —escuche a una niña a lo lejos, que hizo que me girara y la mirase.
—Esta bien, cariño —respondió su padre, y la volvio a subir a la tabla.
Ver esa escena me recordó a cuando mi padre me enseñó por primera vez a surfear, ya que mi sueño de siempre era convertirme en una gran surfeadora como Layne Collette Beachley. Era mi surfista favorita desde que era muy pequeña, y siempre he querido estar a su misma altura.
—¡Mira papa, lo conseguí! —exclamó la niña con mucha ilusión, subida en la tabla de surf.
Oír eso me hizo divagar por cada recuerdo de mi infancia.
...
—Una ola más, solo una hasta que lo consiga —solte con mucha ilusión a mi padre. El asintió con la cabeza y me subio de nuevo a la tabla.
—¿Lista?
—¡Si! —grite con todas mis fuerzas, esperando a que mi padre me diera el aviso para ponerme a remar con los brazos, y subirme a la tabla.
—Ahora vamos, ¡rema, rema! —me dijo mi padre.
Me puse a remar lo más rápido que pude. Para despues poner mi manos a ambos lados de la tabla, alzar mi pecho y colocar mis pies en cada lado de la tabla para subirme encima.
—¡Mira papa, lo conseguí! —levante mis brazos hacia arriba emocionada, mientras miraba a mi padre. Quién me miraba ahora con una gran sonrisa bastante amplia, la cual daba entender que estaba orgulloso de mi.
....
—Estoy muy orgulloso de ti —le decía, mientras acariciaba el cabello de su hija.
Dios, como me hubiera gustado oír eso otra vez de la boca de mi padre, pero me conformaba con recordar esas palabras y su sonrisa. Un suspiro se escapó de entre mis labios. Gire mi mirada, y vi aquella gran ola que se acercaba a lo lejos. Puedo enfrentar mis miedos, puedo hacerlo, yo puedo lograrlo. Solo debo escuchar a mi cabeza y no a mi corazón como me dijo una vez mi padre.
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Dejame surfear las olas de tu corazón
RomanceA veces la vida puede dar muchas vueltas, y un tanto dolorosas. Y eso Saylor lo sabía muy bien. Ya que tras la muerte de su padre, ya no había vuelto a ser la misma de antes. Incluso su sueño de ser una gran surfera, se habían quedado atrás. Cerrado...