El silencio.

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Lo primero que me dicen cuando entro al edificio, que es mi actual empresa, es que la organización había sido cancelada porque el señor Im tuvo un contratiempo. Había perdido el tiempo viniendo aquí, ya que después de eso no tenía nada más importante que hacer, porque del resto se encargaban mis trabajadores. Tomé algunas carpetas que me había dado la recepcionista y caminé hacia los ascensores, donde esperé a que llegara uno.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que apenas me había dado cuenta de que me llamaban a lo lejos, hasta que sentí un par de toques en mi hombro, y rompí en un sudor frío, pidiendo a todo lo relacionado con la creación del universo que no fuera la persona que menos quería encontrar en estos momentos, pero cuando me di vuelta, para mi grata sorpresa, si lo era.


— ¿Qué te pasa? Ni siquiera los buenos días al contestar la llamada, llegas tarde a un compromiso muy importante, probablemente no has comido, ni descansado bien, ya que te ves demacrado y-

Levanté mi mano a la altura de su rostro, mostrándole la palma, de esta manera ella se sumergió en un silencio sanador para mis oídos.

—¿Podrías mirarme cuando te hablo? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? -Empezó a atacarme con preguntas. Simplemente la ignoré para poder entrar en el ascensor camino a mi oficina.

No había podido mirarla desde que apareció frente a mí

Pensé que me había liberado, pero se había apresurado a abordar este conmigo, a lo que suspiré, apoyándome contra las paredes de metal.

—Buenos días Hae. -Detuve mi mirada perdida en ella.

—Llegué exactamente veinticinco minutos antes de que comenzara la reunión, pero fue cancelada, así que no hay necesidad de tanto alboroto. -Tragué antes de poder seguir hablando.

Sus ojos estaban fijos en mí, analizándome detenidamente y probablemente juzgándome, porque si, no me veía bien y lo había confirmado antes de irme.

—No he podido desayunar, tienes razón, y tampoco he descansado bien, doble razón, así que hoy solo necesito un pequeño momento de paz para poder... concentrarme en mis asuntos, ¿si? -Salí rápidamente al ver que las puertas se abrieron, dejándola con la palabra en la boca.

Casi corrí hasta llegar a las puertas de mi despacho, sabía que ella vendría detrás de mí así que cedí a la idea de que me dejaría estar solo.

—Lamento haberte presionado, y también por hablarte de manera informal, solo quería molestarte un poco, pero no sabía que estabas teniendo un mal día. -su voz resonó casi en un susurro por la habitación.


Giré sobre mis talones solo para descubrir que ella tenía la mirada perdida en el suelo, sus manos jugaban nerviosamente y su expresión de arrepentimiento era notoria de aquí a 130 km más adelante. Instantáneamente me sentí mal por haber querido comportarme de manera desigual con ella, no era su culpa lo que me estaba pasando, al fin y al cabo... ella es mi mejor amiga, la única persona que sabe absolutamente todo de mí, conoce la historia de mi vida y estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por mi felicidad, ¿en qué estaba pensando?


—Lo siento Hae, no es tu culpa que esté teniendo un día de mierda, solo estoy estresado, eso es todo. -dije sincero.


Me acerqué lo suficiente como para poder rodear su cuerpo entre mis brazos, ella había recuperado su brillo distintivo y me correspondió al instante.


—Maldito, cómo vuelvas a hablarme así. -Se separó de mí para señalarme con uno de sus dedos, asentí al comprender su "peligrosa" amenaza.


— ¿Qué me vas a hacer con ese tamaño tuyo, eh? -Dije casi riendo, pero al instante me arrepentí porque había empezado a picarme con su dedo, acción que no me generó más que gracia.


—Iré en busca del desayuno, ¿lo mismo de siempre? -preguntó. Le di a entender que sí con la cabeza y fue cuando por fin pude tener un espacio para mí.


Al pasar la mano por mi cuello para aflojar la corbata que llevaba, que me quedaba un poco apretada debido a la prisa por llegar antes de la organización, me di cuenta de que estaba sudando. Fui al baño para refrescarme, me quité el accesorio y desabroché los tres botones superiores de la costosa camisa blanca que llevaba.

Fue con agua que pude deshacerme de cualquier rastro de sudor, agité mi camiseta desde el borde para que entrara un poco de aire. Me estaba obligando a pensar que esa no había sido a causa de la castaña que había estado conmigo hace unos momentos, porque realmente tendría que tomar medidas.


— Jeon, te traje el desayuno, ¿dónde estás? Escuché su llamado. Salí del baño tratando de arreglarme la corbata, pero fue imposible, así que simplemente la colgué en mi cuello y fui en busca del delicioso café que me esperaba.

— Gracias Hae, puedes ir tranquila. -Dije al tomar lo que era para mí, pero se había quedado mirándome extrañada.

Su mano se posó en mi frente, acción que me exaltó cuando sentí su toque, solo pude observarla sin quitarle la vista de encima hasta que emitiera alguna palabra.

— Estás casi hirviendo y tienes la cara roja, llamaré a un médico para que venga a revisarte. -habló rápidamente.

Se fue tan rápido que no me había dejado expresar, sí me sentía un poco débil, pero pensé que era solo porque no había comido, en cierto modo me sentí aliviado de que mi cuerpo no hubiera reaccionado así solo por tenerla cerca, me había salvado de una crisis interna de dimensiones colosales.

En menos de una hora me habían realizado un chequeo completo, al parecer el cansancio y el mal sueño se habían salido con la suya, mi cuerpo se sentía débil como era de esperar y necesitaba descanso. ¿Pero cómo podría descansar? Si cada vez que lo hacía, ella aparecería en mis sueños, provocando que me quede despierto la mayor parte de la noche.

Tampoco me atrevo a conciliarlo después de tener sueños húmedos con otra persona mientras mi mujer duerme en la misma cama.

— Llamaré a Areum para que venga a buscarte, no puedes irte solo a casa y lamentablemente tengo que quedarm-

— Está bien, puedo ir solo, esto no es nada, me tomaré una pastilla cuando llegue y volveré mañana. -Dije tranquilo.

Aunque a ella no le había parecido tan tranquilo, frunció el ceño de esa manera linda que intentaba para parecer enojada, pero causaba todo lo contrario en mí.

— De ninguna manera, tienes licencia médica por lo que yo estaré a cargo en tu ausencia, está en el contrato y debes seguir las reglas que tú mismo me impusiste a mí y a la empresa.

Es muy inteligente.

— Está bien, pero no llames a Areum, no quiero preocuparla, hoy tendría un negocio importante que hacer con un cliente. -Dije levantándome del sofá donde estaba descansando.

— Entonces llamaré al chófer, vámonos. -Asentí para comenzar a seguirla.

Ella caminaba rápido delante de mí, me costaba seguirle el ritmo hasta que llegamos a las afueras de la empresa, donde ya me esperaba un vehículo, ni siquiera me había dado cuenta del momento en que había hecho la llamada.

— No olvide comprar el medicamento con receta y avíseme cuando llegue a casa, ¿está bien? Muchas gracias. -Se dirigió hacia el hombre que me había ayudado a subir al auto, como si fuera un anciano.

— Tú, cuídate y descansa, no te preocupes, haré las cosas bien aquí, lo prometo. -Sonreí casi sin gana, viendo como el auto arrancaba y cada vez la veía más lejos.


Al llegar a mi dulce hogar tiré mi chaqueta en algún lugar por la alfombra, así como mi corbata y camisa, ni siquiera me molesté en tomar la medicina y simplemente me recosté en el gran y suave sofá de terciopelo, fue así como poco a poco, caí exhausto por las débiles fuerzas que me quedaban, sumergiéndome en el profundo silencio de la habitación.

 

Pequeña y rápida aclaración:
Areum: Pareja de Jk.     Hae: Lector.

⭑ = Capítulo.

DISEASE #1 © Jeon Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora