Un hombre sin amor

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La vida puede ser un laberinto de pasos inciertos y destinos evasivos. Cada día se mezcla con el siguiente en una monotonía que llega a ser asfixiante. Durante años, he sentido que mi existencia se desliza por grietas en el tiempo, sin un propósito claro ni un rumbo definido.

Por las mañanas, me arrastraba fuera de la cama, como un autómata programado para cumplir con las expectativas de una rutina establecida. Caminando por las calles bulliciosas de la ciudad, me cruzaba con rostros anónimos, cada uno perdido en su propia búsqueda. Las conversaciones superficiales fluían como ríos sin fin, llenas de palabras que a menudo parecían no llevar a ninguna parte.

Me observaba a mí mismo en el espejo del baño, a la espera de dar por fin con aquel causante de la inconformidad latente que desprendía mi apariencia. Las arrugas en mi piel murmuraban vacíos indicios de cansancio, pero algo en mi interior dudaba que se tratara algo tan banal.

Me di un vistazo de pies a cabeza, todo parecía estar en orden, había seguido la misma rutina, los zapatos pulidos, la cera en mi pelo, mi traje formal con colores opacos, mi corbata azul aciano perfectamente puesta, algo en mí no se veía como de costumbre aquella noche, pero simplemente no logré dar con la causa. Abrí la llave del grifo dejando fluir la cristalina agua sobre el lavamanos, puse mis manos para rescatar un poco de este líquido y refrescar mi rostro.

Una voz varonil que provenía del exterior se hizo presente.

—La fiesta va a comenzar, no tardes en salir —aquella voz rompía el silencio del lugar, decorado hasta el más mínimo detalle, había una estela victoriana en cada rincón y superficie de la arquitectura que empezaba a marearme.

Hacía un par de días, o quizás semanas, me había involucrado en una conversación casual con un extraño en un café. Su sonrisa brillante y su ropa elegante no podían ocultar la superficialidad de sus palabras. Con un brillo falso en los ojos, me soltó una pregunta inesperada: "¿Y tú, Miguel? ¿Cuál es tu objetivo en la vida?".

Sus palabras resonaron en mis oídos, llenas de la misma vacuidad que solía encontrar en mis interacciones diarias. Pero en ese momento, algo dentro de mí se negó a continuar con la fachada. Respondí con sinceridad, "En realidad, no estoy seguro. Quizás solo busco algo que vaya más allá de la puta rutina que ha estado consumiendo cada aspecto de mi maldita vida". El brillo en sus ojos se desvaneció momentáneamente, reemplazado por una mirada de sorpresa y desconcierto. Parecía como si no hubiera esperado una respuesta tan honesta en medio de la charla casual. Sin decir una palabra más, se alejó en busca de otra conversación más cómoda.

Pero allí estaba, dando pasos vacilantes en un mundo que parece desconcertante. Cada encuentro, cada diálogo con personas desconocidas, me alejaba un poco más de comprender mi propósito en esta vida. Aquello ya no era importante, pues era momento de poner mi mejor sonrisa y salir al salón principal.

...

El estruendo de la música y el brillo de las luces llenaban el amplio salón del lugar, donde la parte adinerada de la ciudad se había congregado para la fiesta de celebración de boda de la hija de uno de los generales del ejército, la entrada a la fiesta fue como entrar en un mundo ajeno, un mundo donde el lujo y la hipocresía flotaban en el aire. El salón se alzaba majestuosamente, iluminado por una maraña de luces doradas que se reflejaban en el suelo brillante, como estrellas en un cielo ficticio. Los balcones del segundo piso rebosaban de gente riendo y gritando, la música de fondo era un murmullo de conversaciones acompañado con una melancólica opera de fondo y el champán fluía como un río de oro en las manos de aquella gente que aquí celebraba.

Observé desde un rincón apartado con una bebida en la mano mientras la multitud se deleitaba en su propia extravagancia. Vestidos de diseñador, joyas centelleantes y risas forzadas llenaban la habitación. Las sonrisas eran máscaras que ocultaban la vacuidad detrás de ellas, y las charlas estaban llenas de palabras complejas pero vacías de autenticidad, me estaba haciendo parte del problema, y me despreciaba por ello.

Lovers Waits in the Corner Donde viven las historias. Descúbrelo ahora