01

1K 135 6
                                    





Sana y Tzuyu tenían que admitir que sus padres se tomaron la noticia bastante bien, sacando de lado el regaño que se llevaron por no cuidarse, se pusieron contentos y las felicitaron. Salió mejor de lo que pensaron, sus madres ya estaban planeando comprar cosas como la cuna y pañales y sus padres intentaban hacerse los duros pero se podía ver las ganas de llorar que tenían.

Luego estaban sus amigos, ellos las felicitaron y Mina aprovechó para burlarse por apostar que Chaeyoung y ella serían las primeras en ser madres.

La pareja había decidido irse a vivir juntas a un departamento más grande, con ayuda de sus padres a sus antiguos departamentos los alquilaron y con ese dinero lograron comprar un hogar más espacioso para su bebito en camino. Cuando se mudaron, Tzuyu no dejó que Sana haga absolutamente nada, no la dejó cargar cajas o las valijas con ropa por más que la castaña estaba en condiciones de hacerlo, Chou prefería que se quede sentadita comiendo pollo mientras ella hacía todo.

Los días pasaron, el departamento ya estaba ordenado y con sus cosas en su lugar, Tzuyu empezó a dar clases como profesora de matemáticas en una prestigiosa escuela secundaria y Sana como técnica dental. Pero este martes a la mañana ninguna fue a trabajar porque tenían una cita con el obstetra, su primera cita.

Sana estaba nerviosa, muy nerviosa, movía su pie impaciente contra el pulcro suelo de la sala de espera mientras jugaba con los largos dedos de Tzuyuque se encontraba a su lado notándose un poco menos nerviosa que ella.

La castaña tuvo un pequeño espasmo por el frío de ese especie de gel.

—¿E..Es normal que esté tan frío?— pregunta algo asustada y el médico asintió con una sonrisita burlona. Era bastante normal que los omegas se asusten por cualquier cosa puesta sobre su vientre, pues su instinto de protección estaba en alerta.

Tzuyu se acercó y tomó la mano de su omega viendo como Baekhyun pasaba un aparatito por el vientre ajeno. El médico señaló un pequeño puntito en el monitor a unos centímetros de distancia de ellos.

—Esta cosita que está aquí es su cachorrito— menciona Byun sin dejar de mover ese aparato —Mide aproximadamente 84 milímetros y pesa 14 gramos.

La pareja estaba embobada viendo ese pequeño puntito moviéndose levemente, ahí estaba su cachorrito y dentro de poco podrían tenerlo entre sus brazos. Byun se quitó los guantes de látex y le dio a Tzuyu unos pañuelos para limpiar a su omega.

—¿Está todo bien?— pregunta Tzuyu.

—Claro que sí, se ve que está sano. Bien, cualquier cosa que sientan que puede estar mal vienen aquí de inmediato. Si te empiezas a sentir mal o sangras, vienes, eso puede ser peligroso —habla en un tono serio pero sin perder la simpatía y amabilidad – Nos vemos dentro de tres meses, ¿les parece? Lo único que te diré, Sana, es que comas más frutas y verduras.

—Claro, gracias doctor—sonríe Sana antes de salir del consultorio.
(…)
El cuerpo de Sana empezó a removerse encima de la cómoda cama, abrió sus ojitos con pereza y se sentó con cuidado observando la oscuridad de la habitación, ladeó su cabeza e hizo un puchero al divisar a su alfa durmiendo. Se estiró y prendió su luz de noche para después mover el brazo de la pelinegra levemente.

—Tz..Tzuyu… —la llamó hasta que la alfa empezó a despertar.

—¿Qué ocurre, Lili? —pregunta Tzuyu con la voz ronca y rasposa.

—Quiero helado y fresas…—

La alfa sintió con la cabeza y se levantó de la cama sobando uno de sus ojos, hace varios días que Sana empezó a sentir antojos y la despertaba a mitad de la noche pidiendo algo para comer, ya sea cosas dulces, saladas o juntas. Una vez por poco la manda a comprar una tarta a las tres de la madrugada.

Su olor a cachorrito había incrementado, el olor a leche y galletas estaba por todo el departamento. Y muchas veces la pilló oliendo su ropa o el dorso de su mano, Sana amaba tener ese olor y varias veces obligó a su alfa a olerle el cabello o cuello. Tzuyu no se negaba, era muy tierno ver lo entusiasmada que veía.

Sana le agradeció con una radiante sonrisa y un beso en la mejilla antes de empezar a comer felizmente.

—Come—dice, obliga, Sana poniendo una fresa frente

A los labios de Tzuyu.

—Come tú, cosita, es para ti— dice Chou alejando delicadamente la mano de su omega.

—Pero el cachorrito quiere que comas también. Come— vuelve a insistir con un pequeño puchero.

—Oh, ya veo— ríe bajito colocando su mano encima

Del vientre de Sana —Quieres que mamá alfa coma con mami omega, tiene sentido.

Sin más mordió la fruta y al terminar de tragar besó la mejilla de Sana quien comida felizmente el helado.

—Cachorrito está feliz ahora.

—Ya lo creo amor.

𝐂𝐮𝐢𝐝𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐚 𝐂𝐡𝐨𝐮 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐚𝐡 - 𝐒𝐚𝐭𝐳𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora