Seúl-Corea November 12th09:00 am
Chayoung no había dormido en toda la noche, tenía episodios psicóticos, donde la mujer recorría el apartamento de pies a cabeza y miraba por la ventana en busca de algo extraño. Sus manos seguían temblando, sus piernas aveces se tropezaban entre ellas por los nervios y su cabeza no paraba de doler.
Aún no sabía que hacer exactamente, solo rezaba que apareciera el sol para por fin poder estar más tranquila, la noche le causaba terror sobre todo si estaba sola. Y lo irónico es que hace algún tiempo cuando tenía miedo recorría a alguien justo en ese lugar para resguardarse y sentirse protegida.
Ya no era así, estaba completamente sola.
Sentía que sus ojos se aguaban cada vez que se sentaba o se acostaba en algún lugar, de alguna forma cuando se quedaba quieta, el miedo no hacia nada más que llegar con fuerza. No había soltado el arma aunque de alguna forma tampoco sabía muy bien que hacer con ella, pues se sentía abrumada como para usarla repentinamente hacia alguien que no sabía ni quien era.
Cuando los rayos de sol comenzaron aparecer la señorita Hong no pudo evitar soltar un suspiro de alivio, se tocó la frente y no pudo evitar soltar un quejido. Había olvidado el gran golpe que se había hecho hace unas horas. Agarro el arma que estaba en la mesa y se levantó del sofá, se dirigió hacia el baño y con suma delicadeza se lavó la cara, pues su rostro reflejaba el terror y el desespero de aquel momento.
Volvió a verse en el espejo y se recogió su cabello en una coleta en un intento de mejora. Y luego salió en busca de un poco de sus cremas y maquillaje que había dejado en su cartera, las sacó y comenzó aplicárselas con suma delicadeza. Chayoung podría estar destruída pero nunca, y nunca en su vida lo mostraría. Vio una gran mejora en su rostro y se sonrió en si misma dándose ánimos.
Camino hacia la cocina y dio un vistazo de nuevo a todo, nada fuera de lugar y todo en orden. Se sentía asustada aún, no sabía si realmente era seguida o de verdad si se estaba volviendo loca. Siempre supuso que la soledad algún día la afectaría pero nunca de esa forma, o eso creía hasta ese momento.
Se hizo un poco de té para calmar los nervios y aclarar la mente.
Después de unos largos y largos minutos la peli negra al acabarse su bebida dio un brinco, como si hubiera ganado algo.
- Ya se, oh Chayoung eres increíble - Se alago a si misma como si alguien la pudiera escuchar. La chica salió corriendo y se colocó sus tacones y su abrigo con sus cosas a mano, para luego dirigirse hacia su destino -
Chayoung era alguien muy inteligente y sobre todo astuta, muchas veces ha demostrado que puede sola, aunque claro no le vendría mal una mano en esa entonces. Bajaba con rapidez las escaleras del Geumga Plaza, no hacia mucho ruido pues era demasiado temprano para que los vecinos se despertaran y sobre todo por los curiosos que eran, los quería mucho eran parte de su vida, pero aveces era algo incómodo que quisieran saber todo.
Apenas salió del edificio fue directo a sus auto, entró; dejó sus cosas en el asiento de copiloto; se dio un pequeño vistazo para ver si veía bien, y emprendió su viaje. Tenía que ir hacia las afueras de Seúl si quería ayuda.
Esto no iba a ser nada fácil.
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14:00 pm
Llevaba unas horas en el auto donde comenzó a recibir múltiples llamadas del señor Nam, no es que quisiera ser grosera, pero si en verdad era lo que ella suponía prefería dejarlo a él afuera del tema. Suficiente con todo lo que han tenido que pasar como para otro problema más.
