Estaba indeciso por que ponerse así que llamó a sus mejores amigos, 𝘠𝘦𝘰𝘯𝘫𝘶𝘯 y 𝘚𝘶𝘯𝘰𝘰.—¿Y como es tu hermanastro? ¿Es lindo? ¿Tendre una oportunidad?—hablaba Sunoo, desde que los llamó no ha parado de preguntar sobre "Yoongi"
—Sunito de mi vida. Callate! Ni siquiera yo lo he visto, cuando lo haga te lo dire—dije mientras me acomodaba los jeans.
—Si esta guapo, no te dejes. Acuérdate de Taehyun. Aunque sea un hijo de puta sigue siendo tu novio—decía Yeonjun mientras se limitaba las uñas, amaba a este tipo.
—Así,Taehyun. Ayer me mando una foto de su pene para pedirme perdon—dijo con una mueca el japonés.
—JAJAJAJA—se escucha una carcajada de Sunoo.
—pfff—una pequeña sonrisa de burla se escapa de la cara de Yeonjun.
—Oigan, no es gracioso—dije mientras se ponía perfume.
—Hablando de Taehyun, ayer pregunto por ti y a preguntar me refiero a que le grito a todos preguntando dónde estabas—hablo Sunoo, haciendo que se enoje un poco más.
—¿Qué fue lo que dijo? —se acercó a la pantalla del computador.
—Nada, solo me dio unos chocolates para que te los diera. Pero como no estabas me los comí, además Azumi lo echo a patadas del salón—explica yeyo a su amigo.
—Como amo a Azumi—grita Yoshio—ya se porque voté por ella.
—Yo también, ahora ve con ese gran culo a conquistar chicos. Maldito traga pit-
—Sunoo, te amo. Pero me duele sabes—dijo haciéndose el dolido.
—Ya creo que estas listo para ir y conseguir un polvo, ¿no crees? —dijo yeonjun mirandolo—y Sunoo tiene razón. Que buen culo tienes, Yoshio.
—Ay! Atrevido, ya, chau—hablo el menor para agarrar su computadora y saludar a sus amigos.
𝘠𝘰𝘴𝘩𝘪𝘰 𝘣𝘢𝘫𝘢, 𝘺𝘢 𝘯𝘰𝘴 𝘷𝘢𝘮𝘰𝘴—el grito de su madre se escuchó.
Se había puesto un jean ancho... Muy ancho, apretado a su cintura, con una remera cuello de tortuga negra, le sentaba a su curvilíneo cuerpo.
—Te ves muy lindo, hijo—alago su mamá al verlo bajar.
—Gracias mami, tu también—devolvió el alago Yoshio, su madre llevaba un vestido Rosa claro resaltando su hermosa figura. La genética.
—Oh, Yoshio te ves muy bien, ¿o no hijo? —pregunto el señor hacia alguien atrás suyo.
Quedo estático, ¿quién era ese Ángel? O bueno quien era ese guapo chico de pelo negro y largo. Tenía un buen cuerpo ese traje si le sentaba, era hermoso. Además parecía un gato gruñón. Pero lindo.
—Yoshio, ¿verdad? —pregunto el chico guapo.
—Si, tu debes ser el famosísimo Yoongi, o, ¿me equivoco? —pregunto devuelta el Nakamura menor.
—El mismo—dijo en respuesta el pálido mientras lo miraba de arriba hacia abajo.
—Bien chicos, es bueno que ya se conozcan. Vámonos! —dijo su padrastro para llevarse a su mamá al auto.
Antes de que Yoongi le pudiera dirigir la palabra salió disparado y entró directo al auto. Yoongi tenía su propio auto así que no iba a sufrir un incómodo momento.
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Ya habían llegado, se habían sentado en un lugar algo alejado de la gente. Ya habían pedido su comida, ahora mismo estaban comiendo. Pero Yoshio no podía comer bien, ¿por qué? Sentía una mirada clavada en el durante todo el comienzo de la cena, ¿y de quién era? Exacto, era de Yoongi.
—Hijo, Yoongi podría explicarte algunas cosas de la Universidad, ¿no crees? —dijo su madre bebiendo de su vino.
—Emm, si, obvio si el puede... Y quiere—responde el menor mirando a Yoongi, quién directamente sonrie.
—No me molesta ayudarte—responde con una sonrisita.
—Ooh, si te molesta—dijo Yoshio mirando al de apariencia gatuna, amenazante.
—Hijo! —le grito su madre.
—Bien amor, no fue nada. Así se empieza—calmo el señor Min.
—Bien—empezó a comer nuevamente su madre.
—Padre termine, me tengo que ir. Recordé que tengo algunas cosas que supervisar—dijo Yoongi mientras se levantaba. Estaba a punto de irse pero su padre lo interrumpió.
—Lleva a Yoshio, es mejor. Se conoceran mucho más y podrás explicarle cosas que se le complican—dijo el mayor mirando a su hijo.
—Bien... ¿Vamos? —pregunto el de pelo largo hacia el chico que tomaba con rapidez su jugo.
—E-Eh, si, si—respondió el japonés mientras se paraba y caminaba hacia el. Lo ponía nervioso.
—Bien, diviertanse mis niños—dijo su madre despidiendolos con una acaricia en sus mejillas.
—Adiós madre/Adiós Señora—dijieron los dos al mismo tiempo.