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Miró al extraño inusual en un rincón escondido cerca de las gradas, frunciendo el ceño mientras se preguntaba por qué la mujer estaba allí.

Recordando en unos momentos del mismo, uno de los principales atractivos del primer grupo. Kanroji Mitsuri, la mujer con una fuerza equivalente a cien hombres.

Ahora estaba, escondido en un rincón, mirándolo con esos grandes ojos verdes. Zohakuten no entendió por qué no apartó la mirada mientras se desesperaba al ser descubierta. El hombre conocía muy bien el castigo para quienes infringieran el toque de queda.

Frunció los labios después de mirar de arriba abajo, notando el vulgar camisón color salmón en el cuerpo de la chica, pensando que Kanroji era estúpido por salir así en medio de la noche.

Un suspiro escapó de sus labios, sacudiendo suavemente la cabeza decidiendo no pensar en la presencia de la mujer y continuar con su espectáculo, se ocuparía de ella más tarde.

Volvió a mover sus fuertes brazos y golpeó el tambor superior izquierdo, haciendo aparecer en el suelo otro de sus dragones de madera. Lo cual fue rápidamente aplaudido por el público asistente.

El animal se movía junto con el otro, ambos moviéndose rápidamente sobre el público dejando un rastro de hojas verdes por donde pasaban haciendo que muchos quedaran impresionados con la agilidad y suavidad de los dragones.

Se volvió a escuchar el tamborileo, junto con un fuerte estrépito que resonó en la tienda principal. El suelo ahora estaba marcado con enormes hojas de arce, hundiéndose en la madera del escenario demasiado rápido para que un humano pudiera verlas.

Con el sonido del fuerte ruido, los dos animales se desmoronaron del miedo, provocando que algunas hojas y flores blancas cayeran lentamente sobre las cabezas de los espectadores quienes sonreían con admiración.

Su mirada involuntariamente se volvió hacia Kanjori en la esquina de las gradas, sus largos dedos jugando con una de las flores que caían hacia él, sus grandes ojos brillando aún más.

Zohakuten la encontró infantil por este simple acto, pero decidió ignorarlo y pasar a las siguientes partes de su programa.

_Para la siguiente parte necesitamos un voluntario~

La voz hizo eco a través de los parlantes alrededor del circo, el anuncio provocó que muchos levantaran la mano rápidamente, rogando ser elegidos facilitando las cosas a Zohakuten.

Sus ojos amarillos recorrieron las gradas buscando a alguien interesante.

Un brillo inusual llegó a sus ojos cuando vio a un hombre entre los demás, gritándole a su compañera, jalándola del cabello en medio de una reprimenda.

Zohakuten levantó uno de sus brazos, señalando al hombre ruidoso entre la gente

_Tú.

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_Oye oye, perdón por la demora, estoy trabajando en algunos proyectos que me quitan mucho tiempo, pero no te preocupes, ¡el próximo capítulo llegará pronto!