A la mañana siguiente me desperté sobresaltado, miré de reojo el estuche de cuero negro, alargado y fino, con remaches plateados que descansaba sobre la mesa; tres cierres, dos pequeños de botón en los laterales y uno central más grande con cerradura, tenía la llave que lo abría colgada del cuello... un escalofrío me recorrió el cuerpo.
-Una arma aterradora...-
Murmuré compungido.
Merle aún dormía, parecía estar sufriendo una horrible pesadilla, no paraba de revolverse y murmurar cosas sin sentido, le puse la mano sobre la frente, estaba ardiendo.
-¿Ya te vas Juju?-
Preguntó con los ojos aún entrecerrados.
-Si Merlina, lo siento, el barco zarpará en breve y aún tengo algunas cosas que hacer antes de partir-
Dije acariciándole el pelo rubio cobrizo, mis dedos se enredaron entre sus rizos, cómo si no quisieran dejarme marchar.
-Estaré un par de ciclos fuera, unos señores muy simpáticos te traerán comida y medicinas en mi ausencia, tú solo debes descansar y verás cómo muy pronto te pondrás bien-
-¿Tanto tiempo? Nunca estás fuera tantos días, ¿Pasa algo?-
Era pequeña y estaba enferma pero seguía siendo muy avispada, supuse que incluso medio dormida, había leído la preocupación en mi rostro.
-No te preocupes Merle, después de este trabajo ya no me volveré a ir y todo nos irá mucho mejor, te lo prometo-
Lo dije con toda la convicción de la que fui capaz, ella me miró esperanzada y esbozó una débil sonrisa, aunque sus ojos denotaban tristeza.
-Vale Juju, ten mucho cuidado, ya sabes lo que decía papá: "El mar hay que temerlo y respetarlo a partes iguales"-
Intentó imitar la voz grave de nuestro difunto padre, sin demasiado éxito y los dos nos reímos brevemente, una alegría tan efímera que parecía un espejismo en el desierto de penurias que nos había tocado vivir.
Le di un abrazo de esos que no quieres que terminen nunca, introduje el maldito estuche de la maldita daga en un saco medio deshilachado, donde también llevaba varias mudas de ropa, un cabo corto, un poco de hilo junto con un kit básico de costura, un par de manzanas y una pequeña petaca repleta de ron; lo enrollé todo para hacerlo más compacto y me lo llevé bajo el brazo.
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Un Viaje No Tan Breve (Fanfic -El nombre Del Viento- Patrick Rothfuss)
FantasyA todos vosotros, ávidos lectores que, cómo un servidor, quedaron prendados por el maravilloso mundo de Temerant; temerosos de las tormentas en el mar, de las noches sin luna, de la ira de hombres amables y sobretodo, de que las puertas de piedra, n...