𝗦𝗜𝗘𝗧𝗘

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| 𝗘𝘀𝘁𝗼𝘆 𝗼𝗯𝘀𝗲𝘀𝗶𝗼𝗻𝗮𝗱𝗼 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗶𝗴𝗼 |

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| 𝗘𝘀𝘁𝗼𝘆 𝗼𝗯𝘀𝗲𝘀𝗶𝗼𝗻𝗮𝗱𝗼 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗶𝗴𝗼 |




Habían pasado tres meses y medio desde  la última vez que se vieron en aquel hospital.

Hanma buscó y preguntó por cada rincón en el que pensaba que podrían saber dónde estaba la peli negra, dando y recibiendo palizas por la insistencia. A cualquiera que le preguntaba el por qué de su afán por encontrarla, o al menos saber de ella, respondía, con dudas, que por el momento era su única fuente de adrenalina. Toda la diversión que había sentido en menos de dos semanas no se podía comparar a la que había sentido en toda su vida.

—Realmente parece que se ha esfumado de la faz de la tierra...—metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón, sintiendo como su móvil vibraba con insistencia.

Era Kisaki, a quien, en algún momento de hace cinco meses atrás, habría contestado sin dudarlo un segundo, pero desde las experiencias vividas con aquella chica misteriosa y aparentemente peligrosa, los planes de ese chiquillo le parecían aburridos. Al parecer, había desarrollado una fijación hacia una pandilla, una tal Tokyo algo, no se acordaba, tal y como le había dicho la Shiratori. Pero sus planes ya no le generaban ningún placer o alegría, quería más, y sólo Kaida podía proporcionárselo.



—Kaida.

El momento no era el adecuado para interrumpirla, pues estaba en proceso de dejar casi inconsciente a uno de sus subordinados, asfixiándolo con sus dos brazos. Al escuchar a su jefe dirigió su mirada hacia su persona, dejando ver las marcadas ojeras bajo sus ojos. Podría verse cansada físicamente pero, al contrario de lo que los demás pensaban, sólo era cansancio emocional, psicológico.

La fémina soltó al hombre y se posicionó frente a diez hombres erguidos perfectamente.—El entrenamiento de hoy ha sido pésimo, al igual que los anteriores, así que seguid entrenando hasta que las extremidades se separen de vuestro cuerpo.—Las expresiones de aquellos "soldados" variaban de entre el pánico de los novatos, y la neutralidad de los más "veteranos".—¿Esperáis a que os de cuerda? ¡Venga! Cuanto antes empecéis antes terminaréis.

Todos empezaron con sus quehaceres, mientras Kaida se posicionaba a un lado de Ren, observando el panorama.

—No los motivas para nada, ¿eh?—habló el mayor con un tono de burla.

—La única motivación que necesitan es saber que ahora son carnada. Ellos tienen que motivarse así mismos y concienciarse de que si no mejoran, morirán al primer intento. Yo sólo los preparo, no soy su psicóloga ni ayuda emocional.

—Si...eso me quedó claro.

—¿Ha pasado algo?—el Takagi la miró confundido—Que qué haces aquí Bakagi.

Ah, se me olvidaba. Hemos encontrado algo sobre él.— y soltó la bomba.

Kaida agarró su corbata, casi matándolo con la mirada.—¿Por qué no lo has dicho antes? En vez de perder el tiempo...¡Se acabó el entrenamiento, despareced!—los chicos no rechistaron, salieron sin decir palabra de la instalación.—Te veo en la oficina, voy a cambiarme.—cogió una toalla y se fue, sin darle la oportunidad de decir más al mayor.

𝐊𝐔𝐓𝐀𝐁𝐀𝐑𝐄 •|𝐇𝐀𝐍𝐌𝐀 𝐒𝐇𝐔𝐉𝐈 ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora