Prólogo.

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Pequeños golpecitos contra la ventana y el sonar del viento anunciaron la llegada de una gran tormenta en plena primavera.

Observó el cristal con gotas de lluvia y su propio reflejo demacrado y cansado, llegó a pensar que aquella persona no era él, al menos no en el interior.

Volvió su vista a su taza de chocolate humeante y encontró divertida la situación cuando en un bostezo terminó por derramar un poco del líquido en su mano. Lamió la dulzura de la bebida sin inmutarse ante la mirada de un alfa sobre él, porque era normal hacer eso, al menos para la clase de gente en la que él siempre fue clasificado, porque era un chico de clase baja y al parecer la persona sentada frente a él no lo era, o tal vez sí, pero había sido educado de una forma distinta.

—Buenas noches —la voz de su profesor lo hizo toser un poco por su repentino aparecer—. ¿Puedo sentarme contigo? Las demás mesas están vacías y... —quiso seguir con su discurso, pero la sonrisa amable del alumno lo hizo callar junto a su corta y baja respuesta.

—Claro.

Jimin tomó asiento frente a él y colocó varios papeles sobre la mesa, Yoongi quiso pensar que eran los exámenes que habían realizado esa tarde.

Jimin era su profesor de Literatura, un hombre de treinta años, sin hijos y sin esposa al parecer. No eran para nada cercanos, solo cruzaban palabras cuando era muy necesario y normalmente lo hacían dentro del aula.

Yoongi siguió tomando su chocolate y trató de ignorar la mayoría de taches que el profesor estaba poniendo en varios exámenes. Rogó al cielo no ser parte de esa pobre gente.

Dejó su taza en la mesa nuevamente con un semblante asustado, la tormenta afuera de la cafetería pareció detenerse junto a las pulsaciones de su corazón.

El examen con más taches tenía su nombre.

—¿Por qué tiene tantos taches? —Jimin levantó la vista y le sonrió burlón.

—Porque tus respuestas son malas. Si te resulta muy difícil mi materia, toma clases de regularización —volvió su vista a los exámenes, ignorando el pequeño sonrojo avergonzado de Yoongi—. No te conviene recursar, este año de gradúas.

El omega suspiró —Sería más fácil si usted me enseña un fin de semana, le pago lo que sea —Jimin lo ignoró de nuevo—. O tal vez si me recomendara algún profesor...

—No estoy disponible, es mejor que busques por ti mismo.

Yoongi volvió su vista a la ventana sin responder, en su reflejo pudo ver un ligero sonrojo en sus mejillas por la reciente humillación. La lluvia había cesado solo un poco y fue la señal perfecta para acabarse su taza de chocolate y levantarse para irse.

Eran las doce con cinco minutos. Para ser media noche la cafetería estaba bastante llena aún, habían unas cuantas personas paradas que llegaron a refugiarse durante la tormenta. Yoongi se detuvo en la puerta, pensando si debía salir o seguir siendo abrazado por la calidez del lugar.

No tenía a dónde ir de todos modos, se había salido de casa al menos por esa noche por problemas de familia, que casualmente sucedían muy a menudo.

Su padre probablemente estaría preocupado y su madre, pues ella simplemente estaría durmiendo tranquilamente. Era el único hijo, agradecía no tener hermanos o hubieran corrido con su misma mala suerte. No era alguien importante en su pequeña familia si es que podía llamarle de esa forma, si su madre sacaba provecho con él entonces era bienvenido a casa y si su padre recibía algo bueno de su parte, tendría para comer durante varias semanas; si no lograba mantener a sus padres felices, entonces su destino era lamentable.

Daddy issues » jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora