❉PARTE 2❉

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La vida está llena de sorpresas, y cuando menos te lo esperas, pasan las cosas que menos te imaginas. Después de seis meses, su relación con Mew marchaba sobre ruedas. Los tres se habían adaptado muy bien a la situación con una increíble naturalidad, que cuando salían juntos, la gente de inmediato se imaginaba que eran una hermosa familia feliz.

Desde la primera cita en aquel pintoresco restaurante neoyorquino, Mew y Gulf prácticamente se habían vuelto inseparables. Conforme pasaba el tiempo, ellos iban conociéndose mejor, logrando compartir sus semejanzas, respetando sus diferencias y aprendiendo a cómo crear un presente que les permitiera seguir juntos en el futuro.

Alex nunca fue un problema en su relación. No como los hombres que habían querido salir con Gulf lo mencionaron en más de una ocasión. Mew se llevaba de maravilla con el menor y jamás lo dejaba fuera de sus planes.

Por su parte, era bien sabido que Alex era un muchachito bastante maduro para su edad, y entendía perfectamente que en algunas ocasiones, su padre y su nuevo novio, querían algo de privacidad. Incluso él había propiciado esos momentos quedando con Andrew para ver algún partido de beisbol o para ir al cine. Inclusive, se había ido de viaje con el coordinador de eventos en dos ocasiones, pues éste había sido invitado al museo Wynwood walls en Miami y al museo de historia natural del condado de Los Ángeles, en California.

Habían sido dos maravillosas experiencias para su hijo y estaba feliz de que no solo Mew lo quisiera tanto, Andrew también se había encariñado mucho con el niño, que era él, el que pedía poder cuidarlo o pasar el rato algunos fines de semana.

Todos se habían adherido a una agradable rutina que consistía en Gulf dejando a Alex en el colegio para después encaminarse a su trabajo, tomaba el metro si necesitaba ir a las oficinas y si tenía que mostrar algún inmueble, la noche anterior, Mew le dejaba su coche pues el departamento de éste quedaba muy cerca del museo y le era fácil llegar a su lugar de trabajo por las mañanas.

Justo y puntual a las dos de la tarde, Mew recogía a Alex en la escuela y ambos decidieron que esa tarde querían una deliciosa y jugosa hamburguesa. 5 Napkin era un establecimiento especializado en hamburguesas teniendo en su carta más de catorce tipos, y aunque vendía otro tipo de alimentos, incluidos varios estilos de sushi, la gente que llegaba ahí iba en busca de la jugosidad de sus carnes y de su famoso guacamole, hecho con los mejores aguacates de México.

El restaurante quedaba a solo seis calles del museo, por lo que después de cruzar el central park y dejar la mochila de Alex en la oficina de Mew, ambos decidieron que lo mejor y lo más rápido sería ir caminando hacia el establecimiento.

Durante todo el trayecto, Alex no soltó la mano de Mew y éste caminó mucho más lento de lo habitual para que el hijo de Gulf pudiera seguirle el ritmo. La afinidad que ambos tenían era impresionante y hasta enternecedora, pues a pesar de que pasaban muchas horas al día juntos, jamás se quedaban sin tema de conversación. Siempre se les podía ver charlando, riendo y compartiendo momentos de complicidad que como si fueran dos grandes amigos.

- ¿No te parece exagerado la cantidad de restaurantes que hay en New York, Mew? – preguntó Alex pues su camino a 5 Napkin estaba atestado de locales de comida.

- Somos más de ocho punto cinco millones de habitantes Alex, así que haz cálculos y verás que incluso faltarían lugares – respondió Mew mientras miraba hacia ambos lados de la calle para poder cruzar.

- Teniendo en cuenta de que hay más de diecinueve mil restaurantes repartidos por toda la ciudad, la cantidad de comensales que le corresponden a cada uno es de aproximadamente dos mil doscientos treinta y cinco – comentó el niño con seriedad – aunque tenemos que tener en cuenta diversas variables –

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