Lunático

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"Cada cicatriz cuenta una historia"
dice un refrán muy conocido.
Bueno, Remus odiaba sus historias.

Odiaba verlas y recordar,
cada momento,
el dolor y el sufrimiento
que le proporcionó su andar.

Odiaba más las más antiguas,
esas que él tenía tan presentes,
que juraba verlas intactas y sangrantes,
aún si ya no las veías.

Las ficticias se mezclaban con las reales,
la luna llena reciente lo demostró.
Rendido, Remus se transformó
dejando que la oscuridad lo reclame.

Tener conciencia de si mismo
no lo excusaba,
y desquitandose de lo que ocultaba,
se hundía en el abismo.

Se sentía como un monstruo.
Un horrible ser, una detestable criatura.
Reía cada día con amargura,
solo era un miserable estorbo.

En un arrebato de furia,
dejó que el lobo rompiera
cada espejo que existiera,
para que el humano no pudiera
dejar que su reflejo lo destruya.

"Otros siete años de mala suerte"
Pasando frente a ellos se repetía.
Y la sonrisa sarcástica y dolida
el reflejo ya no devuelve.

Remus siente en su interior
como los mosntruos rugen,
lo desmembran, lo destruyen,
lo quiebran, lo inundan en terror.

El miedo asoma, la vista se nubla.
La bestia ruge imponente,
se alza como sol saliente,
dejando que el hombre se pudra.

¿Qué podía hacer él?
Ya no se sentia bien.
Solo existía en un vaivén
de memorias que sentía doler.

Si desde niño le arrebataron la sonrisa
¿Por qué esperan que la recupere ahora?

El pequeño aún vive
hundido en su interior,
aislado, oculto en un rincón.
Escondido de lo que lo persigue

Aún viendo como sus ojos
se dilatan y observan.
Ya no los controla, lo atormentan
Son solo agujeros rotos.

En la habitación aún se refleja
una luz, un deslumbro
desde lo más alto y seguro
Un intento de compasión que despeja.

Provenía de tres personas;
Eran recuerdos,
sordos y perplejos,
Pero con él, almas devotas.

Sostenían y alumbraban.
Daban vida, esperanza.
Sin mentiras, sin farza.
Un querer eterno le juraban.

"Los merodeadores" se llamaron
en una de sus aventuras.
Él los adoraba, lo asegura.
Eran aquellos que lo amaron.

Sin prejuicios, sinceros.
Le otorgaban su respeto.
Aseguraban que era perfecto
"Vamos, así te queremos."

Pero Remus no entendía
que vieron en él,
Y el mismo pensamiento cruel
siempre lo aturdía.

Sentía que los ataba, era su creencia.
Ellos llegaron por curiosidad
permanecieron por cordialidad,
por pena, por minima decencia.

¿Qué podía hacer?
Los amaba, los adoraba,
pero sentía que los forzaba
a estar con él.

Sentía que no los merecía.
Se sentía culpable por tenerlos
siempre juntos, eternos,
apesar de su propia valía.

Las horas de sueño sobrevuelan.
Regalan insomnio y amargura.
Que se alargan, que dura,
siendo él lo único que llenan.

"¿Por qué?" Siempre se pregunta,
nunca le responden.
Ya no importa que no informen.
Deja que la duda aturda.

Si su vida es incertidumbre,
al menos es distinto.
Es nuevo, improvisto.
La monotonía lo aburre.

Jamás se sintió suficiente.
Sentía que debía compensarlo.
Y para tratar de equilibrarlo,
buscaba ser inteligente.

Quería ser lo que todos esperaban,
ser solo Remus, el mago.
¿El otro? Que permanezca atado,
seguro a nadie le importaba

¿Por qué querrían esa amargura?
Si Remus el humano era "perfecto"
aún con los defectos.
Nadie buscaba a la criatura.

Listo y responsable,
el obvio candidato
a prefecto y delegado,
Era indudable.

No era pretencioso.
Solo humilde, venerable, astuto.
Un líder nato, no abrupto.
Y aún así, misterioso.

Disfrutaba la presencia
de su propia soledad.
Renegado de la sociedad,
de sus amigos, no es novedad,
disfrutaba su esencia.

"Es la voz de la razón
entre esos inadaptados"
Repetían todos los magos.
Lo creían su mentor.

Era quien decía "basta".
Quien ponía los puntos,
certeros, los justos,
cuando alguno se sobrepasa.

También el que les daba ideas
impensadas, ingeniosas.
Sutiles y efectuosas,
para que no se metan en problemas.

Ea divertido y sarcástico.
También era bello,
con todo y "defecto".
Un atractivo clásico.

Nunca lo aceptaba.
Solo un hombre encerrado,
dentro de un monstruo desalmado,
en su reflejo observaba.

Vivía triste, sintiéndose menos.
Lo intentaba desesperadamente
jamás parecía ser suficiente.
¿Qué esperan? ¿Cuáles gestos?

"Cada cicatriz cuenta una historia".
Le repetían para animarlo.
"Que está sea mi legado".
Cortando, respondió un día.

Miles de recuerdos lo abordan
Desastrosos, tranquilos,
cortantes, al filo.
Ya nada lo acobarda.

La sangre emanaba,
el cuerpo estaba frío.
Él sentía el abismo.
Una nueva sonrisa llegaba.

Eterna, en paz.
El lobo moría,
el humano ascendía

-"Remus"
por Kiara.

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