Pienso demasiado

II

Los dos eran....cercanos. Lo admite. Sentía que podía contarte lo que sea. Los dos pasaban varias noches en su sillón, su cabeza en tu regazo mientras ustedes platicaban sobre cualquier cosa y de todo.

Una noche te había contado todo acerca de Yami después de varias copas de vino. Pasabas tus dedos por su cabello mientras rememoraba sus años de adolescencia en un fervor pesaroso. Lo escuchabas atentamente, dándole el espacio que necesitaba, pero permaneciendo siempre a su lado.

Ryou se había enamorado de ti esa noche, eras su roca, su pieza inescrutable de su nueva vida brillando como un hilo dorado en una tapicería podrida.

Te había contado todo a partir de entonces, especialmente todo acerca de su otro yo. Apreciaba tus reacciones, tus bromas cuando eran apropiadas. También sabías cuándo hacerle preguntas como qué aspecto tenía Yami. Le tomó a Ryou mucho tiempo para contestar eso.

Por así decirlo, Yami nunca tuvo un rostro, Ryou no podía contarte cómo se veía. Lo mejor que pudo hacer era describirlo como él mismo pero....más oscuro. Cuando intentó comunicarte esto, fue un lío de conversación. Tu respuesta lo desconcertó.

"Tan....apuesto, pero intimidante" dijiste. Se partió de la risa, ¿pensaste que él era apuesto? Es lo que concluyó de eso. Era un agradable pensamiento.

Tuvo la impresión de que, si Yami todavía estuviera aquí, no serías su víctima como otros lo fueron. Sabía que los otros hicieron lo mejor para ser un grupo de niños salvando el mundo, pero en ocasiones deseaba que hubieran sido más duros.

Una vez, cuando te contó sobre una de las tantas veces que su otro yo había engañado a sus amigos, tú inmediatamente respondiste con: 

"Ryou, me importas mucho, pero si hubiera estado ahí, te hubiera dejado un ojo morado."

Después de recuperarse del ataque de risa que le había provocado esa afirmación, pensó con bastante firmeza acerca de qué hubiera pasado si hubieras estado ahí. Tal vez las cosas hubieran sido diferentes, hubieras controlado a Yami, retenido o detenido por completo. 

A Yami no le hubiera agradado eso. Había matado a aquellos que consideraba una molestia y destruido sistemáticamente las vidas de otros que hacían menos que eso, pero también se empeñó en nunca lastimar a aquellos que rodeaban a Ryou. Los usaba como peones, sí, pero nunca lastimó a los amigos de Ryou al menos que realmente estuvieran en su camino. Y porque Ryou se preocupaba por ti, tal vez Yami te hubiera dejado ser.

O tal vez te hubiera tomado cariño como lo hizo Ryou. Yami amaba los juegos, disfrutaba manipular y jugar con la gente; mientras los amigos de Ryou eran unos petulantes y sollozantes de corazón sangrante, tú no lo eras, y siendo capaz de sacarte de quicio hubiera sido extremadamente entretenido para él.

Ryou pudo imaginarlo como si hubiera pasado realmente, como si hubiera sido algo que él mismo hizo. Yami te hubiera seguido, como siempre interpretando al inocente y dulce Ryou, sólo para cambiar tan pronto como bajaras la guardia; te hubiera tendido trampas, te hubiera enviado a sus involuntarios subordinados y enviado regalos sólo para verte intentar liberarte.

Hubiera sido justo tan peligroso como su propia relación, pero a Yami definitivamente le hubieras agradado.

Y pudo ver que a ti también te hubiera agradado, de una manera retorcida.

Te hubiera gustado el reto, frustrando a Yami y persiguiéndolo, acosándolo y cerrándole el paso. Encajas con la emoción de ese tipo de historias, de enemigos sardónicos a amantes apasionados. Hacía que le generara una sensación amarga en la garganta de Ryou cada vez que pensaba en ello.

Intentó no pensar en eso, y rara vez lo hacía, pero a veces cuando se sentía particularmente inseguro, los pensamientos surgían. Esta noche fue una noche.

Se había topado contigo en un bar, o más bien te había visto. No estaba seguro del por qué estabas ahí, pero la forma en que brillabas en la luz tenue y la forma en que tu sonrisa brillaba le había atraído.

Estaba entonado, y antes de que pudiera estar en tu línea de visión, se había caído a una distancia que se podía escuchar. Ryou no tenía la intención de oír, pero estabas ligeramente embriagada y gritando por encima de la música.

Estabas gritando acerca de él.

No había escuchado cuál era la pregunta, pero tu respuesta había sido firme. Hablabas de lo guapo y amable que era, de lo mucho que confiabas en él y que lo llamaste como uno de tus amigos cercanos.

Salió corriendo del bar después de eso.

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Sardónico: Sarcástico. También se refiere a una persona que demuestra una actitud de desprecio por otras personas, ideas o actividades a través de comentarios sarcásticos e irónicos. 

Entonado: Beber cierta cantidad de tragos para estar alicorado, pero sin estar totalmente embriagado. Es beber alcohol de forma moderada.