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Estaba acostado en el piso de mi comedor cuando la puerta se abrió y Jimin entró. Supe que era él, porque reconocí las botas de montaña al lado de mi cara.

—No te entendí en el teléfono.

Esa noticia no me sorprendió. Estaba más que un poquito consternado.

—Dime exactamente qué pasó —ordenó.

No despegué la cabeza del piso de madera.

—Fui a encontrarme con Namjoon al área donde se recoge el equipaje en LAX, y estaba besándola.

—¿A quién?

—A Cassandra.

—¿Su compañera?

—Sip.

—¿Estás bromeando?

—¿Te parece que estoy bromeando? —le pregunté. Como estaba tirado en el piso en medio de mi departamento, esperaba que lo captara.

—Mierda.

Dejé escapar un largo suspiro. Estaba hecho un desastre.

—¿Y?

—¿Y qué? —¿Qué dijo cuándo lo enfrentaste?

Resoplé.

—Dijo que hacía un tiempo que estaban enamorados, que simplemente no había pensado en el mejor momento para decírmelo.

Él sonó como que iba a hiperventilar. Eché la cabeza hacia atrás para poder verlo.

—¿Jimin?

—Jesús, Jin.

Se estaba tomando la traición casi tan mal como yo.

—Siéntate —le dije, porque me estaba poniendo nervioso—. Y pon la cabeza entre las piernas antes de que te desmayes.

Respira rápido.

—Oh, Dios. —Le vinieron arcadas.

Mientras lo observaba caer sobre mi sofá de yute verde y poner la cabeza entre las piernas, sonreí por primera vez en tres días. Déjenle a mi amigo superarme como diva. Era mucho más dramático de lo que yo llegaría a ser alguna vez.

—¿Estás bien? —le pregunté después de escuchar su respiración por unos minutos.

—¿Cuándo te lo debía haber dicho? ¿Cuándo debía...? Yo te voy a decir cuándo te lo debía haber dicho el imbécil de Kim Namjoon... quizás justo antes de que drenaras todos tus ahorros para poner su esperma dentro de tu hermana, ¡para que los dos pudieran tener un bebé juntos! —rugió furioso, con la voz amarga.

—Nunca se lo dije.

—¿Qué? —me gritó, con un minuto o más de atraso—. Siéntate y mírame. ¡Maldición!

Solo me moví lo suficiente para que lo que estaba haciendo fuera llamado sentarse. Era más como encorvarse.

—¿Qué parte no le dijiste?

—Ninguna.

—¿No le dijiste a Kim Namjoon que tu hermana estuvo de acuerdo en tener a su hijo, para que ustedes dos pudieran tener un bebé? ¿Esa es la parte que no le dijiste?

—Esa sería.

—¡Dios mío, Jin!

—No tuve tiempo —me defendí—. ¿Mencioné los besos?

—Pero ya está hecho —suspiró—. Sarah está embarazada y ahora... ¿Le enseñaste las imágenes de la ecografía? ¿Vio a su hija?

—No.

De nuevo (NAMJIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora