𝐋𝐀 𝐋𝐄𝐘𝐄𝐍𝐃𝐀 𝐃𝐄 𝐕𝐀𝐋𝐘𝐍𝐃𝐎𝐑 | 𝐆𝐔𝐀𝐏𝐎𝐃𝐔𝐎

𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎

Axarnia. El lugar donde la magia existe y los reinos desbordan energía, con hermosos castillos tallados a mano y hechos de mármol, lleno de todo tipo de ser mágico que puedas imaginar.

Axarnia ha existido desde hace miles de años, así como el mundo en sí mismo. Los relatos hablan sobre las historias de las antiguas civilizaciones, quienes transmitieron el primer contacto de los mágicos con aquellas a las que se les atribuye la creación, el inicio de la vida. Tallado en enormes muros de piedra, ubicados en diversas partes del mundo, exponían los mayores misterios, que posteriormente fueron transmitidos de generación en generación, reusándose a ser transcritos.

Pero la historia declara a ciertas figuras femeninas como las fundadoras supremas del mundo, bautizadas como 'Las Hermanas'. Los relatos dicen que un día, cuando las hermanas dejaron de estar bajo el yugo de su padre decidieron crear un lugar para ellas mismas, un sitio donde pudieran existir seres creados por ellas; y fue de esa forma que crearon el mundo, dando cada una de ellas una gota de su sangre como obsequio. Y así es como se les atribuyó la creación y a los mortales se les confirió el milagro de la magia, recibiendo el nombre de Keridia.

Nadie sabe con exactitud quién fue el primero, pero sí se conoce un hecho; la llegada del Primer Hermano al continente de Axarnia, y bajo su descubrimiento y poderío dio inicio al gran y más viejo reino de todos; Valyndor.

Como un lugar lleno de paisajes asombrosos y reinos mágicos, Axarnia logró prosperar gracias al esfuerzo de sus habitantes, quienes construyeron castillos que se alzaron majestuosamente en colinas y ciertos lugares específicos, rodeados de jardines de ensueño y bosques encantados.

En un comienzo, todos los residentes de Axarnia vivían en armonía, creando sus propias formas de sustento, poblados y leyes que actualmente pertenecen a reinos establecidos por todo el continente, siendo estos un total de cinco: Valyndor, reino de los Elfos; Delkeror, reino de los Dragones; Meercean, reino del Mar; Gottegram, reino de los enanos; y Turagon, reino de los humanos.

Sin embargo, todo cambió cuando la codicia del ser humano despertó.

Los elfos, con su belleza inmortal y sabiduría ancestral, gobernaron sus reinos con justicia y sabiduría, siendo los maestros de la gran magia. Divididos en Luminaris: Elfos Mayores, Nivalis: Elfos de la Noche y Frosget: Elfos de Hielo son el reino más extenso de todos, contando con diversas criaturas como habitantes.

Los dragones, seres de poder inmenso y corazón de fuego, dominaban los cielos y eran venerados como criaturas sagradas, siendo los más cercanos a las diosas. Su piel escamosa brillaba con colores vivos y sus alas imponentes les permitían volar a velocidades vertiginosas. Eran considerados los guerreros más temidos y respetados de todo Axarnia. Habitaban la segunda tierra más basta de todo el continente, al extremo contrario de los elfos, en una fortaleza hecha de roca volcánica, tan fuerte e impenetrable para cualquier enemigo.

Pero entre todos estos seres existía una segunda raza; los humanos. Aunque carecían de la magia esencial de los elfos y dragones, habían logrado aprender algunos hechizos y conjuros a través de la dedicación y el estudio, usando la gracia de las hiervas y el poder de las ciencias. Algunos de ellos eran capaces de manipular la naturaleza, curar enfermedades y crear ilusiones con su magia. Sin embargo, estos poderes palidecían en comparación con los dones innatos de las otras criaturas mágicas.

Aunque había una excepción con la presencia de estos últimos, siendo el mayor misterio de todos. En realidad, su existencia se atribuye a una vieja fábula contada de boca en boca que relata cómo Prođarion, dios de la serenidad y la sabiduría, se enamoró de una mortal, procreando con ella cientos de hijos. No obstante, como castigo a su falta sus hermanas les negaron a cada uno de sus descendientes el don de la magia, provocando los celos que más tarde traerían la desgracia sobre toda Axarnia.