El Descubrimiento

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La colonia minera de Luna Nocturna estaba inmersa en un frío silencio, interrumpido solo por el eco apagado de las máquinas de perforación. Luna Novak, una joven ingeniera de cabello oscuro y ojos penetrantes, se abrió paso por los pasillos iluminados por luces tenues. Los aullidos distantes de los vientos lunares recordaban a todos en la colonia la naturaleza inhóspita de su hogar.Luna había estado lidiando con extraños cambios en su cuerpo desde que tocó el misterioso cristal que había encontrado en una de las excavaciones. Aquel cristal brillante, más grande que su puño, parecía emanar un resplandor tenue que iluminaba su laboratorio. En su mano, podía sentir cómo latía débilmente, como si tuviera vida propia.Esa tarde, después de largas horas de análisis exhaustivo, Luna finalmente logró descubrir algunas de las propiedades únicas del cristal. Sus habilidades Lupinas, ya de por sí agudas gracias a la radiación lunar, parecían estar amplificadas cuando estaba cerca del cristal. Mirando a su reflejo en la superficie pulida, sus ojos adquirieron un brillo dorado, y una oleada de energía recorrió su cuerpo.El sonido de pasos la distrajo de su contemplación. Axel, un hombre de cabello castaño y ojos avellanados, se acercó a ella con una sonrisa. -¿Cómo va, Luna?

Luna le dirigió una mirada cansada.

-Este cristal es increíble, Axel. Estoy segura de que está relacionado con la radiación lunar y nuestras habilidades.

Axel arqueó una ceja.

-¿Crees que podría ser la clave para entender por qué nos hemos convertido en Lupinos?

Luna asintió con entusiasmo.

-Exacto. Pero también temo lo que podría significar si cae en las manos equivocadas.

En ese momento, una alerta en las pantallas de control parpadeó. Una explosión en una de las minas había generado una nube de polvo y escombros. Luna y Axel intercambiaron miradas preocupadas y corrieron hacia la escena, dejando el cristal momentáneamente olvidado.

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