Ardiente Deseo

1

Siento frío, me remuevo tratando de encontrar la manta pero no la encuentro por ninguna parte, abro los ojos, dos pares de ojos me miran furiosamente y cruzadas de brazos.

-No creen que es muy temprano para molestar -pregunto medio adormilada.

-¿Escuchaste eso Zoe?

-Alto y claro Olivia.

Las escucho hablando, anoche ellas estaban con sus parejas y yo estaba sola en nuestro departamento, la verdad nadie se quiere quedar solo en casa un sábado en la noche, salí a una discoteca que abrieron recientemente y puede que me haya pasado de tragos está vez.

-Chicas déjenme dor..., -no puedo terminar mi frase cuando cada una toma uno de mis pies para alarlos y sacarme de la cama, - Pero que diablos.

-Son las cinco de la tarde Iselys, ¿Cuánto más piensas dormir?

-La resaca va a matarme.

-Las que vamos a matarte somos nosotras como no te pares de esa cama , -grita saliendo de mi habitación.

Después de tomar una larga y refrescante ducha haciendo que me sienta mejor, me encuentro sentada en la sala viendo una película con ellas.

-Chicas que les parece todo lo que ha pasado.

-¿A que te refieres Olivia?, -frunzo el seño sin entenderla.

-En la central, - dice obvia, - El regreso de la Teniente ha causado un revuelo enorme y más con todo lo que pasó en el juicio.

-Las cosas cambiarán ahora, - vuelvo mi vista a la película.

-¿Por qué lo dices?

-El Coronel a estado saliendo con la Teniente Gema Lancaster y todo parecía indicar que si gana las elecciones a próximo ministro ella sería su primera dama, - hago una pausa, - Pero con el regreso de la Teniente James eso puede cambiar.

Esos ojos tormentosos, que parecen nunca haber tenido calma, salgo de mis pensamientos y continuo viendo la película ignorando lo que muy en el fondo sentí la primera vez que lo vi.

Mi habitación es un desastre, hay ropa y zapatos por todas partes, como no sabía que ponerme y nada de lo que me probaba me convencía, lo dejé todo regado y fui a tomar algo prestado de las chicas, doy un suspiro de resignación y me pongo a ordenar este desmadre.

Casi he terminado, entra una notificación a mi laptop avisando de una videollamada entrante, me fijo y sonrío al ver de quién se trata.

-Hola preciosa.

-Hola Xavi.

-¿Como han estado estos días?

-Siempre me haces la misma pregunta, cariño.

-Y puede que no siempre reciba la misma respuesta, -sonrío con su respuesta

Ya ha pasado una semana desde que me trasladaron de mi antigua central a la de Londres, será por un corto plazo de tiempo, aún así mi novio me llama cada noche para saber cómo estuvo mi día y ver si me estoy adaptando bien.

-Nada nuevo, - suelto un suspiro acomodándome mejor en el respaldo, - y como van las cosas en la central.

-Todo bien, los chicos te mandan saludos.

-Te extraño , -suelto de repente, parece sorprenderle al igual que a mí, no soy una chica cariñosa y el que le haya dicho eso lo ha tomado desprevenido.

-Yo también te hecho de menos.

-Igh, déjense de cursilerías, -habla Zoe entrando a mi habitación, se pone a rebuscar en mi clóset.

-¿Se puede saber que buscas?

-No encuentro mi vestido azul por ninguna parte, - se para de puntillas intentando alcanzar ver los zapatos que están al fondo, es la más chiquita de las tres.

- Y ver si cogiste mis tacones, - trago sonoramente, deslizó mis pies por debajo del escritorio y empujó sutilmente, miro la pantalla, ver cómo mi novio me mira con burla es la muestra de lo mucho que me conoce.

-Pues no vas a encontrar nada, -me giro.

-Creo que te has salvado por esta vez, - se dirige a la salida y respiro más tranquila.

-Iselys.

-Xavier.

-¿Dónde los tienes?, - estiro mis manos bajo el escritorio y levanto los dos objetos en mis manos.

-Aquí, -digo con una sonrisa inocente, el ríe por mi acción.

La puerta del cuarto se abre abruptadamente haciendo que me sobresalte.

-¡Mis tacones!, -grita Zoe apuntándome con su dedo, - ¡Ahora verás!

-Adiós cariño tengo que sobrevivir a este ataque.

Ríe antes de que la llamada se cuelgue, estoy por pararme cuando siento que se avalanza sobre mi tirándome al suelo con un peso de más sobre mi.

-¡Olivia! ,-grito por ayuda.

Así termina la noche entre una guerra que terminó en una tregua con intereses de por medio.

(...)

Suena mi alarma, estiró mi brazo para apagarla, me tomo unos minutos para desperezarme, cojo mi uniforme y me adentro al baño.

Salgo de mi cuarto y me dirijo a la cocina, las chicas están sentadas desayunando, no me gusta comer nada en las mañanas por lo que las agitó para que se apuren y tratar de llegar temprano a la central, el Capitán Parker a dejado muy claro que no tolera la impuntualidad.

Bajo del auto, me encamino al área de entrenamiento, me separo de las chica, estoy por comenzar mi calentamiento cuando una mano se posa sobre mi hombro.

Volteo a ver de quién se trata, observo a mi Capitán, le doy el saludo correspondiente, extiende su mano y tomo el sobre amarillo.

-Teniente Bennett, el Coronel ha pedido que vaya a su oficina y de paso entréguele estos papeles, dígale que es el trabajo que me pidió.

-Como ordene mi Capitán, permiso para retirarme

Asiente, salgo del área de entrenamiento y camino por los extensos pasillos, recuerdo que la primera vez que llegué aquí me perdí, no lograba encontrar la salida ni el lugar donde se encontraba mi tropa, tuve la suerte de encontrarme con uno de los soldados, él me ayudó a llegar al campo y después de un día donde pensé que mis piernas se desplomarían, aprendí que al Capitán Dominic Parker no le gustan las impuntualidades.

Sigo mi camino hasta ver a la secretaria del Coronel, está vestida con una saya por debajo de las rodillas, una blusa manga corta blanca y el pelo desacomodado, he visto como el Coronel la trata y aún no sé como esa mujer tiene tanta paciencia para aguantarlo.

-Podría informarle al Coronel que ya estoy aquí.

-Un momento por favor , -la miro detalladamente, a pesar de su aspecto es joven y bonita, - Ya puede pasar Teniente.

Le doy una sonrisa de agradecimiento antes de abrir la puerta y adentrarme en el despacho.

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Nota:)

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