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Por la vereda de un barrio antiguo lleno de árboles enormes y viejos amantes de la jardinería, una pareja viene cuchicheando.
—¿Y se te ocurrió preguntarle "quién" le parecía lindo?
—Eh...
—¡Tenés que comunicarte con los seres humanos, amor!
—Pasa que salió corriendo y depué me dio cosa entrar en el tema.
—¡Ay, Leo! ¡Mirá si es el chico que decía Seba la otra vez! —dice la Anto toda acelerada.
Y siguen caminando y hablando como dos viejos chusmas.
Dentro de una de las casas de ese barrio; grande, con un revestimiento de piedra color arena y un techo de tejas, tres hermanos terminan de organizar para la juntada.
—¡Guido, sacá tus porquerías de acá, por favor!
—Pará, Damián. Tengo que terminar esta parte. Es acrílico y se seca rápido ¿entendés? No puedo dejarlo así.
—¡Bueno, dale! Así me ayudás con la picada. ¡Rodri!
El menor de los De Paul atraviesa el pasillo con el celular pegado a la oreja.
—¿Venís con el Toro, o vienen por separado? ...Oki. Bueno. ¿La calle? "Ajedrez 2209".
—¡No, pelotudo! Es "Alférez 2209" —interviene Damián.
—¡Ah, eso! "Alférez". No "Ajedrez" —se ríe Rodri.
—No sabe ni dónde vive —masculla Damián cortando el salamín.
Allá en la mecánica de Los Horneros, Seba se termina de lavar las manos y se carga una mochila al hombro.
—¿Va a ir mucha gente? —pregunta Lautaro, cerrando el capó del Peugeot.
—Eh... No, mucha, no. Onda, Rodri me dijo que como quince. Che, ¿sabés? Por ahí va el pibe éste.
—¿Cuál pibe?
—El del Galaxy.
Lautaro frunce el ceño.
—¿El morochito? ¿Es amigo de Rodri?
—Sí, ¿no te dije?
—¡No, no sabía! —dice en un tono alegre—. ¿Va a estar en la juntada, entonces?
—No sé. Onda, por ahí viene, como es amigo de Rodri...
—A ver si viene —dice Lautaro con escepticismo—. Le dije que pase por acá cuando quiera y no volvió nunca —ríe después, caminando hacia la puerta para bajar la persiana.
