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Mitsuya se había dado cuenta de esa situación hace ya bastante tiempo. Que se hiciera el loco y lo dejara pasar era distinto. Aunque tampoco se trataba de algo de lo cual alarmarse, en su momento incluso lo vio como algo normal dada la situación en casa de Hakkai.

Recuerda perfectamente esa noche de verano. Los capitanes y subcapitanes de la Touman se habían reunido para perder el tiempo. Hablaron de estupideces y comieron tanta porquería que sus bolsillos pudieron costear.

A las 8:00 de la noche Pah había sacado de mi mochila un par de videos; eróticos claramente. Todos parecían felices de este suceso.

Mikey tenía una habitación espaciosa y privada, asi que no habría problema con los adultos.

Se sentaron alrededor de la televisión del rubio para disfrutar del video, todos menos uno. El subcapitan de Takashi Mitsuya parecía incomodo, incluso nervioso y solo Mitsuya se logró dar cuenta del suceso. En cuanto pudo se acercó para preguntarle sobre la situación, sin embargo, Hakkai rápidamente fingió que alguien lo llamaba. Mitsuya pudo reconocer la mentira desde lejos pues el chico gustaba de poner los tonos de llamada más llamativos y fuertes que pudiera encontrar.

Antes de darle inicio al video, Shiba entro de nuevo a la habitación, anunciando que se retiraba. Esto porque según, Taiju lo necesitaba con urgencia y no quería recibir un regaño. Los que le pusieron suficiente atención solo asintieron y lo despidieron con sus manos mientras el chico alto tomaba sus cosas y se retiraba. En cambio, Takashi salió de la habitación, alcanzándolo en la puerta de entrada.

—Oye Hakkai, ¿ocurre algo malo? —su pregunta no iba dirigida a la situación con Taiju, él podía saber que era una mentira, Taiju nunca llamaba

—No es nada serio Taka-chan, solo quiere que nos encarguemos de un asunto, ya sabes, Yuzuha y yo.

—¡Oh!, ya veo, ve con cuidado entonces —no quiso indagar más, al ver como Hakkai seguía mintiendo prefirió dejarlo en paz.

El chico más alto se despidió agitando su mano derecha, prometiendo que recompensaría a Mitsuya por esa noche.

Esa no fue la única ocasión que Hakkai hizo aquello. Cuando se reunían en cualquier casa y sugerían ver pornografía el más alto inventaba cualquier excusa para irse.

Un tiempo después, Mitsuya decidió dejar el tema por la paz y concentrarse en lo que ahora los involucraba a ambos; su relación. Había sido el tiempo más desesperante de su vida, se dio cuenta como su amigo paso de convertirse en esa imagen de un hermanito menor, a alguien que deseaba. Además, Hakkai ya no era un niño. Los músculos en sus brazos y espalda se formaban gracias al constante ejercicio, además de la llegada de su adolescencia, y eso no pasaba desapercibido por las chicas de su escuela además de unos cuantos chicos.

Varias veces tuvo que desquitarse con las pobres pandillas enemigas que se les ponían en frente, imaginando el rostro de aquellos tipos que se atrevieron a tocar el cabello o alguna parte del cuerpo de Hakkai, imaginaba sus rostros en aquellos tipos que molía a golpes.

No aguanto mucho, pues cierto día después de una reunión y aprovechando que no había nadie en casa, confeso sus sentimientos, dejando un corto beso en los labios del más alto y abrazándolo fuerte, en serio amaba a ese chico.

Podía notar como ante su vista Hakkai se volvia más y más hermoso. El hecho de que dejara su cabello largo lo tenía como un loco. Y si era sincero ya no podía soportar más.

Siempre lo supo, desde que comenzaron a salir se dio cuenta de inmediato que el pervertido en esa relación era él. Hakkai se sonrojaba siempre; lo hizo la primera vez que la tomo la mano en una reunión; aquella vez que uso su lengua para besarlo; o simplemente cuando le mencionaba lo bonito que era.

En la casa de los Shiba no se ve pornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora