Collide [Jay x Heeseung] Jayseung

Capítulo uno

Ahí estaba otra vez, Lee Heeseung siendo una especie de acosador, en las gradas del salón de actividades físicas, el mismo que usaban él y su equipo cuando iban a entrenar.

Este ahora era ocupado por el equipo de volley. Y ahí estaba Park, haciendo sus fabulosos remates.

── ¿Qué diablos haces aquí? ──Riki llegó a su lado reprochándole en un susurro.

Heeseung se volteó un poco para verle.

── ¿Qué? Sólo veo el partido de entrenamiento ──levantó los hombros, con un puchero mientras regresaba su vista a la cancha.

── ¿Ves el partido o al capitán del equipo? ──sus cejas estaban unidas; Lee supo que su mejor amigo no estaba feliz.── Ni siquiera te gusta el voleibol ──

── Da igual, ¿qué es lo que quieres, Ki? ──

Nishimura le mostró la hora en el reloj.

── Sus horas de entrenamiento en la cancha están a tres minutos de acabar, y luego siguen las nuestras, Hee. Los chicos ya están en los vestidores, y tú que eres nuestro capitán ni siquiera estás ahí ──explicó con detalles y eso hizo que Heeseung se pusiese de pie.── Sabes que la mayoría en el equipo está tenso por el torneo de la semana que viene, no hagas que se pongan más ansiosos de lo que están, por tus repentinas desapariciones ──

El mayor asintió, sin saber qué excusa poner.

── Si quieres avanzar con Jay... Créeme, espiándolo como una fan loca no vas a conseguir nada. Actúa como alguien normal, y acércate a él. Ni siquiera es un perro, no te va a morder ──

── Él no. Pero el resto de su equipo sí. Nos odian "por tener más tiempo en la cancha" sólo porque tu hermano mayor es el subdirector del campus, y a mí sólo por ser el capitán me detestan, Ki ──

Dijo aquello mientras bajaban de las gradas. El entrenador del equipo de voleibol ya había sonado el silbato que anunciaba la culminación del entrenamiento.

── Bueno, de todas formas, él parece el más tranquilo entre todos esos locos sanguinarios ──Nishimura metió desinteresadamente las manos a sus bolsillos, mientras caminaban entre los chicos que ahora estaban recogiendo sus cosas para dejar despejado el lugar.

Heeseung por su lado se entretuvo viendo los mosaicos en el suelo de la universidad de Decelis, y no escuchó cuando el japonés le advirtió que tuviese cuidado.

Acabó estampándose contra nada más y nada menos que uno de los jugadores. Y no cualquiera. Se trataba de Jay.

El chico estaba recogiendo la ned con dos de sus compañeros.

Lo miró algo confundido, Lee se sintió divagar, pero estuvo a punto de disculparse, sin embargo uno de los halcones lo empujó del pecho agresivamente.

── Oye, ¿cuál es tu maldito problema? ──de no ser por Riki, Heeseung hubiese caído al piso.

El idiota lo había empujado fuerte, a pesar de ser más bajo que él.

── ¿Qué pasa contigo hombre? Sólo chocó con él, fue un accidente, ¿qué no ves? ──el japonés le atacó en defensa.

── Pues dile que mire por dónde camina si no quiere meterse en líos ──le advirtió.── No vamos a tolerar que ustedes y su equipito de mierda nos arruinen los entrenamientos ──

Heeseung tomó una bocanada de aire y estuvo a punto de abrir su boca para darla la mayor insultada de su vida, sin embargo Jay se le adelantó.

── Taehyun, ya basta, amigo ──pidió, dejando la ned mal doblada en uno de los carritos de utensilios que tenían.

Kang se calló entre murmuros y enojado se alejó.

── Eso, mejor cierra la boca ──Lee soltó a verle irse y luego recibió unas palmaditas consoladoras en la espalda provenientes de Riki.

Retomó su andar, pero no sin antes dirigirse a Park.

── Lo siento mucho en verdad, no era mi intención chocar contigo ──soltó con algo de pena.

── Está bien. A cualquiera le puede pasar ──nuevamente ahí estaba él, hablando con ese tono lleno de paz inquebrantable que hacía a Lee volverse loco.

¿Qué acaso Jay era imperturbable?

Eso parecía. Nunca en su vida le había visto molesto, ni alzando la voz. La verdad no era alguien muy expresivo, pero tampoco actuaba como objeto inanimado.

Hee asintió y continúo su camino hacia los vestidores con su mejor amigo, después de todo, debían cambiarse para ir a la cancha y dejar libre aquella área para que los halcones usarán las regaderas.

Y así terminó la corta conversación entre los capitanes. 

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Díganme, ¿les gustó?