[Arco 2] Capitulo 19 - El ocaso de un reino

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"Solo las estrellas están por encima de nosotros"

                                                                                                       Spetnaz GRU

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Tres días antes del contraataque a Castrum, ciudad asediada de Covium, último bastión de la realeza de Ilum

Enclavada en el corazón de un paisaje montañoso y salpicada de torres de piedra que se alzan hacia el cielo, la ciudad ilumniana de Covium se erige como un bastión de historia y tradición. Ubicada a unos pocos kilómetros de la triple frontera con los reino de Rinesia y Esimuia, antes de la guerra actuaba como una ciudad que se abocaba al comercio y al control del contrabando por medio de un Batallón del Ejército Real de Ilum que solía estar apostado allí.

Covium siempre fue una ciudad envidiada por otros, a pesar de su pequeña población de catorce mil personas, sus calles empedradas que serpentaban entre edificios de hermosa arquitectura y antiguas fachadas y adornos causaban una sensación de viajar por el tiempo para todo turista que pasara por allí.

Sin embargo, desde que Sahmas invadió y conquistó gran parte del reino la ciudad había servido como último bastión de defensa para el Príncipe Aravis. Durante semanas las banderas del invasor ondeaban en las colinas aledañas a la ciudad, las huestes sahmianas rodearon Covium incesantemente durante días con implacable determinación.

El aire en la ciudad se sentía cargado de tensión y miedo por parte de las fuerzas realistas y de los propios habitantes, la antigua vitalidad y sublimidad que caracterizaban a la ciudad y su población había quedado en el pasado. Las plazas que solían estar llenas de mercaderes y artistas ahora están desiertas, y las risas y charlas que solían resonar en los callejones han sido reemplazadas por susurros preocupados y miradas ansiosas.

Los habitantes de Covium, unieron fuerzas, conscientes de que no solo defienden sus hogares, sino que son la última línea de defensa que evita que su legado forjado durante siglos desaparezca.

Las murallas de piedra que alguna vez proporcionaban una sensación de seguridad, hoy se tambaleaba y crujían ante los impactos de los cañones enemigos, sin embargo al igual que la ferviente determinación de la gente de la ciudad, resiste firme.

Los ciudadanos preparados junto a los caballeros, armados con espadas y arcos, mientras que los alquimistas y magos emplean sus conocimientos para diseñar ingeniosas trampas defensivas.

En la base del Batallón apostado en la ciudad, en una de sus tantas oficinas, el Príncipe Heredero apretaba fuertemente su cabeza entre sus dos manos. La desesperación con el pasar de los días se hacía más fuerte y tomaba más control de él. El enemigo había conquistado casi todo el reino y solo ellos y algunos pueblos pequeños se resistieron ante el invasor. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Sahmas traía más tropas desde el territorio continental para continuar su avasallante plan de conquista.

Ilum era solo el inicio, todo el Continente de Rumun estaba condenado al mismo destino si no lograban dar vuelta la situación. A pesar de sus incontables cartas, Aravis no había recibido respuesta alguna por parte de ningún monarca de los países aledaños. Nadie parecía darse cuenta que no solo era una campaña contra Ilum, era una campaña militar contra todo el continente.

Su mente llevaba horas dando vueltas al asunto sin encontrar una posible salida, sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta siendo abierta. Pasando por ella apareció el fiel escudero de su padre, Alaric, era un hombre mayor que había acompañado a su padre a lo largo de su vida. Lucharon, juntos, rieron, bebieron y vivieron juntos hasta el día de la invasión, cuando obedeciendo la orden de su padre, Alaric huyó de la Capital con él. Obligándolo a dejar a su padre atrás. Desde entonces, Alaric ha ayudado en todo lo que su basta experiencia le permite.

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