Capítulo 4: Golpe duro

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Abrieron una puerta y entraron, para que seguidamente Chica cerrara. Varios chillidos y rasguños se escuchaban detrás de la puerta, siendo provocados por los pequeños Music Man que los estuvieron perseguiendo.

Chica se agachó hasta la altura del niño, colocando su mano encima de su hombro --Escucha, voy a llevarlos a otro lado y vendré cuando sepa que están lo suficientemente alejados--

--¿Estás segura? ¿No te van a hacer nada?-- Preguntó inseguro de la idea.

--Tranquilo, pequeñín. No atacan a otros animatrónicos, incluso si no son iguales a ellos-- Se levantó y agarró la perilla de la puerta --Quédate aquí, ¿Sí? No te muevas-- Abrió la puerta y salió rápidamente, cerrandola para que ninguno de los robots entrase.

--... Ten cuidado-- Salió de su boca como despedida.

Se dio la vuelta, mirando los arcades que habían allí. Le traían varios recuerdos.

Una tarde en la que estuvo jugando con su mejor amiga en esos arcades, o una noche cuando escapaba de los animatrónicos dispuestos a matarlo. Era una extraña combinación de memorias, pero no podía evitar remarcar las últimas en donde casi lo matan.

Y allí estaba una vez más, no para divertirse ni para escapar de ahí. Sino para encontrar a la chica con la que formó los únicos recuerdos bonitos que tenía de ese lugar.

Se acercó al que tenía más cerca. Intentó prenderlo, pero se dio cuenta de que el cable que se suponía que lo conectaba a una fuente de energía estaba soltando chispas en el suelo. Definitivamente no prendería.

Recordaba cuando se turnaban para jugar, el que no lo hacía aconsejaba al otro mientras estaba como espectador. ¿Cuántas monedas se habrán gastado comprando fichas?

En algún momento, jugaron a un juego de peleas de a dos jugadores y él le ganó sin haber jugado algo de eso en su vida. Esto provocó la ira de Cassie, que lo estuvo persiguiendo en broma por un rato mientras él se reía. Hasta que un trabajador los regañó por correr en la zona de arcades, y abandonaron el lugar totalmente avergonzados. Y también porque los bolsillos de la niña ya no tenían ni un centavo para comprar fichas.

Eso fue divertido.

Escuchó el sonido de la puerta abrirse --Ya podemos pasar, pequeñín-- Avisó alegremente la animatrónica.

Salieron de la zona de máquinas recreativas, y continuaron su camino por el Bonnie Bowl. Como dijo su acompañante, se llevó a cada uno de esos pequeños robots a otro lado. No volvió a ver ninguno por un buen rato.

Llegaron a la heladería de la bolera, había una gran barricada de escombros y muebles en medio del camino.

Saltaron la barra para evadir la barricada. Ya estando dentro, la animatrónica empezó a buscar un lugar por donde pasar, ya sabiendo que era un callejón sin salida.

Mientras tanto, Gregory sólo se enfocó en ver el escenario de Bonnie.

--Chica-- Llamó, observando aquella cortina roja.

--¿Qué pasa, pequeñín?-- Seguía rebuscando por las paredes. Quizas encontraba algún conducto o hueco por el que avanzar.

--¿Tú sabes... qué es lo que sucedió con Bonnie realmente?--

La gallina robot dejó de buscar, para seguidamente suspirar. ¿Cuántas veces había escuchado esa pregunta?

--Sólo... Se fue de vacaciones un tiempo. ¡Seguro que en unos meses volverá!-- Intentó sonar con su tono alegre, aunque ese tema no la ponía del mejor humor exactamente.

Cada uno de los animatrónicos tenía su forma de reaccionar ante esa pregunta. Ella siempre respondía lo mismo intentando replicar su tono dulce, Roxy evadía el tema con incomodidad, Monty se enfadaba por alguna razón y Freddy a veces ni siquiera disimulaba su tristeza al sacar el tema.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2023 ⏰

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