Missing- Soukoku.

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—¿Sientes que estas atrapado?— preguntó.—¿Sientes que no puedes escapar de tu pasado? ¿Sientes que volverán a traicionarte?— insistió.

No veía su rostro, no reconocía su voz, no sabía quién era, no sabía por qué él sabía como me sentía.

—¿Cuánto más tiempo vas a seguir escapando? ¿Piensas huir toda tu vida?—se giró y comenzó a caminar lejos de mí.

El viento chocaba contra mi rostro, una suave brisa en aquel campo de girasoles, el día resplandeciente, se notaba que la primavera había comenzado.

Lo vi, vi su figura desvanecerse delante de mis ojos, traté de alcanzarlo, pero fue en vano, ahora estaba solo, completamente solo.

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¿Habia vuelto a soñar con él?

—¿Quién eres?—me repetí con confusión.

Era como si nos conociésemos desde hace tiempo, pero a la vez como si solos fuésemos completos desconocidos, nuestras almas estaban conectadas de algún modo, ¿Tal vez solo fuimos uno en otra vida? ¿Por qué no logro ver tu rostro? ¿Puedes tú ver el mío?

—¿Por qué estás aquí?—

Una extraña sensación de nostalgia se apoderó de mí, ¿Por qué extrañaría a alguien que no conozco? Esta sensación era parte de la rutina, desde hace semanas he estado soñando con él.

Me vestí con aquella ropa que solía llevar al trabajo usualmente y aquel sombrero tan famoso que nunca desaparecía de mí. Sí debía ir a trabajar, la Port Mafia se había convertido en mi familia desde que me rescataron si así se puede decir, pero realmente no lo recuerdo, ¿Como es que acabé con ellos? Aquel día esta borroso, por más que lo intente recordar no soy capaz, ni siquiera me había atrevido a preguntar por ello.

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Nada más llegar saludé a Kōyō quien me esperaba para entrar al edificio, juntos nos dirigimos a hablar con el jefe, Mori, Mori Ōgai; al entrar pude verlo sentado mientras hablaba con Elise, quien parecía estar molesta por culpa del anterior mencionado.

—Chuuya.—habló este.

Asentí con confusión.

—Últimamente no has estado esforzándote como de costumbre, eres de los mejores que tenemos, así que céntrate.—dijo tratando de no sonar molesto.

—Tal vez Chuuya debería tomarse un descanso.— habló Kōyō.

—¿Un descanso? No hace falta, estoy listo para seguir dando lo mejor de mí.—dije intentando esconder mi preocupación.

—Bueno sí así lo piensas está bien, pero no toleraré este bajo rendimiento que estoy obteniendo por tu parte.—dije para darse la vuelta.—Ya puedes retirarte, Kōyō quédate aquí.—ordenó.

Salí de aquella habitación tal y como Mori había ordenado, tendría que concentrarme más, no estaba siendo lo suficientemente bueno estos días, no querría ser reemplazado.

¿Que sería de mí sin ellos? De todos modos no tengo a nadie más, ellos son todo lo que tengo...

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