La siguiente vez que Aemond vio a su novio llevar un vestido fue un día particularmente cargado de emociones para ambos.
Todo había iniciado unas semanas atrás, el primer día de clases del último año escolar de Aemond, en el que tendría que esforzarse aún más y dedicar más horas a estudiar y a prepararse para enviar su solicitud a la universidad. Pero aún con esa nueva carga educativa, el rubio estaba confiado en que podría salir con buenas calificaciones. Siempre había sido un estudiante destacado y sabía que sus estudios no interferirían con su relación y viceversa.
Los primeros días, Aemond había acompaño a su hermano Daeron, asegurándose que se integrara bien en su nueva escuela. Afortunadamente, el Targaryen más joven era increiblemente extrovertido, por lo que no le costó mucho tiempo hacer amigos y llevarse bien con todos en su clase, dejando a Aemond libre para ocuparse de sus propios asuntos.
Por desgracia, junto con Daeron, hubieron otros alumnos que llegaron a la escuela de diferentes partes de Poniente, entre ellos una joven que pronto se hizo muy cercana a Daeron, si bien Aemond notó que su hermano no se veía completamente cómodo en su presencia. Pero la joven, llamada Floris, parecía no darse cuenta o no quería hacerlo, buscando a Daeron cada vez que podía.
Al principio, Aemond había creído que la joven sentía interés por su hermano y por eso buscaba siempre estar con ellos, pero no demoró en darse cuenta de que la realidad era otra.
Aquel día, Lucerys tenía una actividad fuera de la escuela con el equipo de natación, pero Aemond le había prometido esperarlo para llevarlo a casa y el moreno, aliviado por no tener que ir en el bus escolar y pasar más tiempo con su novio, había aceptado su oferta. Así que Aemond se había quedado estudiando en la biblioteca para matar el tiempo y cuando se acercó la hora en que debía regresar su novio, se dirigió a la entrada principal.
Lucerys aún no llegaba, pero Aemond vio a Floris, de pie en la entrada, seguramente esperando a una de sus hermanas que también estaba en el equipo.
La saludó educadamente y la pelinegra aprovechó la oportunidad para comenzar a parlotear, aunque el rubio no prestaba mucha atención, mirando a ambos lados en espera del bus, por lo que no se percató lo mucho que la joven se le había acercado. Justo en ese momento observó que el vehículo que esperaba se aproximaba y en su entusiasmo por ver a su moreno, no notó que la chica lo tomaba del brazo y se pegaba aún más a él.
Lucerys fue uno de los primeros en salir, notando a Aemond al lado de una chica que había visto ya varias veces y frunció el ceño al verla tocando a su novio. El rubio, por su parte, apenas hubo bajado el moreno, fue a su encuentro, abrazándolo y besándolo suavemente, llevándoselo rápido de ahí. Lucerys decidió no darle importancia al asunto, prefiriendo disfrutar de su novio.
Sin embargo, aquello no fue más que el inicio.
Durante las siguientes semanas, comenzó a ver a la chica siempre cerca de su novio y de Daeron y aunque no le mencionaba nada a Aemond, cada vez se fastidiaba más con su presencia y sobre todo con la forma como miraba al rubio cuando este estaba distraído. No se atrevió a decir nada, temiendo quedar como un novio celoso, pero no podía evitar compararse con ella algunas veces, sintiéndose muy inferior.
Hasta que llegó el momento en el que Lucerys ya no pudo quedarse callado.
Era un fin de semana y se había dirigido muy temprano a la casa de Aemond, entrando y saludando a su madre antes de ir a buscarlo a su habitación. Y grande fue su sorpresa cuando al abrir la puerta, encontró a Aemond sentado frente al computador con una Floris de pie, muy cerca de él y a punto de tocar su cabello.
- ¿Qué está pasando aquí? - había dicho Lucerys, sin poder creer lo que acababa de ver.
- ¡Lucerys! - exclamó Aemond, poniéndose de pie y sonriéndole al menor. Lucerys dejó que lo besara sin dejar de mirar a la chica que se había puesto roja de vergüenza.

ESTÁS LEYENDO
Bajo tu falda
FanfictionPequeñas historias de Aemond y Femboy!Lucerys manoseándose en casa y la escuela