La tercera vez que Aemond vio a Lucerys vistiendo prendas femeninas fue unas semanas después, durante sus vacaciones de verano.
Antes de que empezaran a salir, Aemond siempre pasaba sus veranos en Antigua, visitando a la familia de su madre, mientras que Lucerys pasaba la mayor parte de su tiempo con sus hermanos menores, llevándolos al parque o al cine. Pero este año habían decidido que querían pasar más tiempo a solas, por lo que habían aceptado la invitación del abuelo de Lucerys y pasar un par de semanas en una de sus islas privadas.
Para ese entonces, la relación de Aemond y Lucerys ya había pasado de besos y caricias tímidas a besos apasionados y roces que la mayoría de las veces dejaban marcas en la delicada piel del moreno. Al inicio, Aemond había sentido una ligera culpa al ver cómo la blanca piel se volvía de un tono violáceo en las zonas donde solía apretarlo para atraerlo hacia él, pero muy pronto esa culpa quedó de lado cuando su novio le confesó lo mucho que le gustaba llevar las huellas de su pasión desbordada.
Una vez quedó decidido qué pasarían parte de sus vacaciones lejos de sus familias, no demoraron en hacerles saber a estos sobre sus planes y aunque la madre de Aemond quiso protestar, preocupada de que ambos estuvieran solos por tanto tiempo, al final se dejó convencer por su hijo, creyéndole cuando afirmó que no pasaría nada irrespetuoso entre él y su novio.
Aemond, por supuesto, no dudaba que ese viaje podría ser el momento perfecto para que Lucerys y él consumaran su amor como venían planeando desde hace un tiempo, aunque tenía muy claro que si eso ocurría, sería porque ambos lo deseaban y no por sentirse presionados. Solo por si acaso, Aemond se preparó, empacando preservativos y lubricante. Y junto con esos objetos, sonrojándose y excitándose a la vez, guardó también un juego de lencería que había comprado para Lucerys. Si bien el menor no había vuelto a usar la falda frente a él, cuando vio dichas prendas en una boutique, no pudo evitar comprarlas para tal vez algún día atreverse a presentarse a su novio.El día del viaje llegó y los jóvenes se despidieron de sus familiares prometiendo portarse bien y llamar ocasionalmente para no preocuparlos. Corlys, el abuelo de Lucerys, estaba encantado de que su nieto hubiera aceptado su propuesta y se había encargado de que los adolescentes fueran llevados hasta la isla en su barco favorito, el cual era tan rápido, que llegaron al lugar en cuestión de unas horas, decidiendo pasar ese día de manera tranquila y al día siguiente explorar el lugar.
Aquella fue la primera noche que Aemond y Lucerys compartieron la misma cama y aunque no pasaron de los besos, eso no evitó que el rubio casi se volviera loco cuando vio la ropa de dormir que llevaba el moreno esa noche. Y es que el menor había decidido sorprender a su novio vistiendo un pijama muy pequeño que dejaba al descubierto sus hombros, su cintura y sus largas piernas. Y al meterse a la cama, Lucerys se había asegurado de pegarse lo más posible al rubio y enredado una de sus piernas en las caderas del otro.
Demás está decir que esa noche Aemond durmió muy poco, prefiriendo contemplar a su novio y acariciar suavemente su piel, escuchándolo suspirar entre sueños.Los dias siguientes continuaron tranquilos para la pareja.
Tal como habían planeado, a la mañana siguiente exploraron la isla y por la tarde decidieron ir en yate hacia el pueblo más cercano, caminando por sus calles tomados de la mano. En muchas ocasiones, Lucerys se detuvo en varias tiendas para comprar regalos a sus hermanos y Aemond simplemente tomaba los paquetes, dejando a su novio seguir explorando a placer. Lo mismo se repitió los siguientes días, hasta que en una de esas tardes, Lucerys insistió en entrar a una tienda a solas, pidiéndole a su novio que lo esperara en el café que ya se había vuelto la favorita de ambos. A Aemond se le hizo un poco extraño el pedido, pero terminó accediendo.
Al día siguiente después de desayunar, Lucerys propuso que salieran a navegar en el yate. El rubio no sospechó nada con el pedido de su novio y una vez listos, se encaminaron hacia el muelle, abordando el yate donde únicamente estaban el capitán y dos tripulantes.

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Bajo tu falda
FanfictionPequeñas historias de Aemond y Femboy!Lucerys manoseándose en casa y la escuela