Unos pequeños traviesos no podían dormir, así que sus padres les contarán la historia de la vez que el diablo se enamoró de un príncipe, pero la historia tal vez tenga algo de verdad.
📌Esta historia es original completamente mía.
📌NO acepto adapta...
Las leves risitas se podían escuchar al otro lado de la puerta de madera, el joven castaño soltó un suspiro antes de abrir la puerta y encontrar a sus dos hijos brincando sobre sus camas.
— ¿No les dije hace media hora que se acostaran a dormir? — Alzó una ceja cruzándose de brazos.
Ambos pequeños pararon sus saltos y miraron a su padre, Hoseok de 7 años y Rosé de 5 años; los dos niños ya tenían sus pijamas puestos.
— Pero, papi, no hace sueño. — Puchereó la rubia dejando caer sus hombros de forma dramática.
— Queremos jugar un rato más. — Demandó su hijo mayor cruzándose de brazos.
Siempre era lo mismo a la hora de dormir.
Parecía que sus hijos eran criaturas nocturnas, ya que en la noche era cuando más despiertos estaban.
El doncel soltó un suspiro antes de sentir una presencia detrás suyo, sabiendo perfectamente de quién se trataba.
— ¿Qué pasa? ¿Por qué aún no vas a la cama? — El hombre lo tomó por los hombros mirando dentro de la habitación, percatándose que sus dos hijos estaban parados sobre sus camas.
— Ya sabes, lo de siempre. No quieren dormir. — Soltó un suspiro.
— ¿Y ahora por qué no quieren dormir? — Preguntó esta vez el azabache a sus hijos entrando aún más a la habitación.
— Papá, no tenemos sueño. — Dijo obvio el castaño ganándose una leve risa por parte de su padre.
— Ya veo. — Suspiró pensando unos segundos. — ¿Qué les parece si su papi y yo les contamos una historia?
— ¿Una historia? — Los ojos de su pequeña se abrieron grandes y brillaron. — ¡Sí quiero!
— Pero deben prometer que después se irán a dormir. — Advirtió el doncel a sus dos hijos.
Ambos niños se miraron y asintieron colocándose cada uno en sus camas y cubriéndose con sus cobijas.
Ambos padres los miraron y sonrieron sentándose cada uno en una cama, ya que éstas eran divididas únicamente por una cómoda.
El doncel se sentó en la cama de su hijo y el azabache en la de su hija.
— Muy bien, esta historia es sobre un príncipe... — Comenzó el azabache.
— ¿Un príncipe? — Protestó el hijo mayor. — No me gustan ese tipo de historias. — Se cruzó de brazos.
— A mí me gustan, los príncipes son lindos. — Ambos padres rieron ante la pelea de sus hijos.
— Pero esta no es como las otras. — Habló el doncel acariciando los cabellos castaños de su hijo. — El diablo también es parte de esta historia...
— Wow... — Se sorprendió Hoseok, ahora sí interesado en la historia. — ¿Tú conoces la historia, papi?
— Tu padre me la contó ayer, porque tampoco podía dormir.
— Me da miedo el d-diablo... — La pequeña Rosé tomó su manta y se cubrió con ella, dejando apenas sus ojos a la vista.
— No deberías. Muchos tienen un mal concepto de él, pero realmente las cosas son distintas. — Habló el doncel y su pequeña se destapó el rostro algo curiosa.
— Bueno, esta historia es sobre un príncipe que se enamoró del diablo...
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