-¿Crees que funcionará hermanito?
Dijo la chica con voz temblorosa.
- Yo creo que si, llevamos recolectando las piezas meses, no puede fallar, es ahora o nunca.
El chico encendió una máquina hecha con restos de chatarra y partes de otras maquinarias; milagrosamente comenzó a funcionar aunque hacía un ruido tan desagradable que ambos chicos se tuvieron que tapar los oídos por unos instantes.
–¿Crees que conseguiremos contactar con alguno?
Preguntaba la chica con voz temblorosa, mientras que no paraba de jugar con sus dedos de los nervios.
-Solamente lo sabremos cuando el led del mando empiece a parpadear, entonces tendremos que venir aquí cueste lo que cueste.
Le respondió su hermano con una gran sonrisa para que ella se quedara más tranquila.
De repente una fuerte sirena empezó a sonar a varios kilómetros de donde los dos chicos estaban.
-Oh no, es la hora del recuento, si no llegamos a tiempo los guardias nos detendrán.
Exclamó la chica muy alterada.
Él le da el mando a su hermana para que lo guardara, donde ella avisaría si alguien intercepta la señal de la radio. Ambos chicos corrieron lo más rápido que pudieron ya que se esperarían lo peor si no estaban presentes a la hora que los llamaran. Se metieron entre la multitud sin que se percataran los guardias, había miles de personas siguiendo el mismo camino, en el que cada uno sabía a qué sección iba, una persona sola sería imposible contar a la semejante cantidad de gente que había por eso se tomo la idea de separarlos por secciones, de todos modos si intentara una persona escapar, ¿A donde iría alguien atrapado en un planeta de concentración?
Ambos hermanos se colocaron en su lugar correspondiente y rodeados de una multitud totalmente organizada esperarían con la cabeza bajada hasta que llegara su turno de hablar.
- Número 19.381: Luck Weber, Número 22.047: Emma Weber.
Gritó el soldado responsable de una de las secciones de menores.
Ambos hermanos gritaron "presente" mientras todavía recuperaban el aire.
-Salvados.
Le susurró Luck con una sonrisa amplia a su hermana.
Fueron seleccionados para la recolección en la mina de Luuminia, un material radiactivo que se utiliza como combustible para que los transbordadores espaciales puedan recorrer toda la galaxia. En pequeñas dosis no es dañino, pero esto causa que la esperanza de vida en los planetas de extracción de este mineral sus trabajadores no alcance una media de vida superior a cuarenta y cinco años de edad. Ya que este material provocaba un aceleración del envejecimiento, provocando que personas empiecen a desarrollarse muy jóvenes, comenzando a envejecer a una década después de terminar esta faceta.
Sus habitantes actuales son el resultado de los delitos que hicieron sus generaciones pasadas al intentar derrocar al gobierno de ese entonces, con un resultado fallido, la condena fue que por tres siglos las familias y generaciones futuras hasta pasar ese tiempo trabajarían para ganarse el perdón, de eso hace setecientos años. Olvidando el porque están ahí y desinformados de lo que sucede realmente en el mundo exterior.
Esto beneficia mucho al estado ya que en esta clases de planetas colmenas, apodadas de este modo.
Son muy costosos de mantener, ahorrando mucho dinero en medicamentos y en asistencia sanitarias. Siendo más viable que los ciudadanos aprendieran por ellos mismos métodos caseros para no caer enfermo, ya que solo había dos médicos por cada planeta colmena, uno para los soldados y otro para los ciudadanos. Por esto mismo siempre se ha dicho por varios siglos la frase "Esperar al doctor puede durar hasta una vida entera".
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Des-Confines
RandomEn un futuro distópico donde la sociedad se vio obligada de colonizar otros planeta para evitar la sobrepoblación humana. Dash, un contratista, intentando huir de su pasado pero segado por su odio. Hará todo lo posible para hacer descansar todo el...