Capítulo 03

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Eran aproximadamente las ocho y media p.m, estaba en un campamento, o algo así, con mis amigos. Después de organizar mi bolso salí en busca de Jenna e Isaac, en la cabaña de la primera no había nadie, y en la de Isaac menos.

Solté una palabrota en voz baja y llamé a Jenna, quién me contestó después de diez minutos.

—¡Alana! —exclamó felizmente.

En la otra línea se oía música y un auto en marcha.

—¿En serio me han dejado? —pregunté, mirando hacia todos lados.

—No, estamos debajo de tu cama. —La voz de Isaac se oyó en la otra línea, usando el sarcasmo.

—En serio, ¿pueden venir por mí?

—No, vamos en... —Jenna hizo un silencio.

—¡A tres horas! —contempló Isaac.

—¿Cómo carajos se supone que voy a regresarme?

—¡Bueno, tienes un ligue millonario! —exclamó Jenna.

—¿Qué?

—Mira, chica. Deja la vergüenza de lado y llama ya a Nick.

—¿Qué te cuesta regresarte y...?

—¡Hablamos luego, Alana! ¡Te amo! —y colgó.

Me quedé mirando la pantalla como una estúpida, me preguntaba cómo se suponía que me iría a casa. En fin, en menos de cinco minutos, tenía el celular en la oreja, marcando a Nick.

Cuando este contestó, sentí mi cuerpo tensarse, y empecé a morderme las uñas.

—Hola, nena. ¿Qué sucede? —preguntó al contestar la llamada, y al ver que no dije nada.

Tragué saliva, nerviosa.

—¿Estás ocupado?

Tardó unos segundos en responder, y estoy segurísima de que esbozó una gran sonrisa.

—No. ¿Por qué?

—Crees que... ¿puedes hacerme un pequeñito favor?

—Por supuesto, ¿cuál es?

—Amh... bueno, yo estoy en un... ¿campamento? lo más cierto es que... amh... mis amigos se han ido sin mí y no tengo como regresar a casa —dije en un tono nervioso.

¿Por qué demonios me ponía así por una llamada tan insignificante?

—¡No hay problema, guapa! Iré por ti. ¿Puedes pasarme la dirección?

Le di la dirección, y al poco rato un auto negro con vidrios ahumados aparcó y tocó corneta. Me asomé por la ventana y me di cuenta de que definitivamente no era el auto de Nick. Salí de la cabaña con mi bolso y me acerqué lentamente.

El vidrio del conductor bajó, y me encontré con esos ojos fríos, esa expresión obstinada y ese cabello rubio.

No era Nick quién estaba ahí, sino Jake, quién me miraba con ganas de matarme.

—Sube —decretó, usando el mismo tono dominate de siempre.

Fruncí el ceño.

—¿Y Nick?

—No pudo venir, por eso estoy aquí —habló con obviedad.

—No me subiré en ese auto.

—Cierra la boca y súbete.

Hice una línea con mis labios, implorando paciencia.

—No me iré contigo.

—Mejor así. —Encendió el auto.

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⏰ Última actualización: Nov 24, 2023 ⏰

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