Aquel día...
El llevaba puesto un canguro beish, un jean y unos tenis blancos, recuerdo que con sus brazos me mantenía pegada a su pecho mientras volvíamos de aquella salida una tarde de domingo.
Ese olor que desprendía, aquel que no necesitaba un perfume o fragancia en específico, solo el y su esencia unica, era algo que siempre me gustó. Ese aroma tan embriagante que solía sentir al estar recostada en su pecho oyendo sus latidos, al estar tan cerca suyo. Sin duda aquel chico de pelo negro era el amor de mi vida.
Lo "nuestro" era como esas historias de romance, tragedia y drama... pero, siempre existe un pero en las historias.
Esa tarde iba tan tranquila y cálida envuelta entre sus brazos, tan feliz que mi corazón latía al compás del suyo, que apenas y podía saber que sucedería.
—¿En qué piensas? —me pregunto en un susurro sin despegarse de mi.
—En nada amor —le conteste, llevando mis ojos a los de el, tenía la necesidad de verlo, de saber que estaba ahí.
¿Que le diría después de todo?, Si se supone que todo lo que pasaba por mi mente era solo alucinaciones mias, yo era la que imaginaba y sobre pensaba las cosas, yo era la insegura. Eso es lo que solía repetirme a mi misma cada noche antes de dormir.
La sonrisa que se le dibujo en los labios antes de acercarse y besarme tan delicadamente logro calmar el torbellino de pensamientos en mi cabeza, logró hacer que todas esas voces de mi mente que me atormentaban se esfumaran en un instante, sus manos acercándome a el me hacían sentir protegida, estar con el era mi refugio, mi lugar seguro.
—¿Ah qué hora entras a trabajar hoy? —pregunte fijando mi vista en la ventana del automóvil, el soltó una pequeña risa antes de hablar.
—A las 6 amor, menos mal ya vamos a llegar —dijo para luego continuar —¿que traes en la mochila?.
—Unos libros que debo leer —murmure estresada, antes de ir a verlo había pasado por mi universidad —Tengo que hacer la tarea al llegar a mi casa.
—Bien... Bien —asintio dejando un beso en mi frente —Tienes que hacer tu tarea.
—Tu también —rei removiendome, a veces solía preocuparme de que trabajara demás —No te descuides por tu trabajo, así para que luego tengas mas oportunidades.
El solto un suspiro desviando la mirada al otro extremo del coche.
—No me voy a quedar aquí amor. —senti mi corazón entristecer con sus palabras —Sabes que me quiero ir del país.
—Cierto...—dije con melancolía bajando la cabeza.
—¡Te voy a llevar conmigo...! —el exclamó entre risas al notar que entristeci y me abrazo con más fuerza, "te voy a llevar conmigo" esas palabras lo fueron todo para mí, —nos iremos señorita ¿vendrás conmigo?.
—Si, si, si obvio si —respondi sin pensarlo ni un minuto, el quería estar conmigo, yo no podía pedir más —Yo si me voy, contigo a donde sea.
—Vas a estar conmigo —me miro alzando el dedo meñique —¿pase lo que pase?
No entendía porque lo decía de esa manera tan seria y a la vez divertida, ojalá lo hubiera sabido.
—Pase lo que pase, siempre.—sostuve su dedo meñique.
Lo prometimos aquel día.
Era mi cuento, solo un cuento...
La típica historia que siempre se ve en las novelas, El chico malo de secundaria que daña a la chica buena que se enamora y solo ve lo bueno de el. ¿que hacía yo ahí?.
Esta es la historia...