Este es mi aporte al evento.
Había sido un día lluvioso en Nueva York. Las enormes nubes grises habían pintado el cielo durante todo el día, haciendo que el clima fuera uno bastante frío, en ocasiones como esas se sentía feliz de seguir existiendo en el mundo. Disfrutaba cuando el clima se volvía tan acogedor y se sentía afortunado de poder tener la oportunidad de permanecer en casa a diferencia de la mayoría de las personas.
Empezó su mañana con un café acompañando su desayuno y decidió quedarse en su cama por el resto del día, tal vez aprovechando para ver alguna serie mientras las horas pasaban.
Solía compartir los días lluviosos con Stephen a su lado. Les gustaba acurrucarse en la cama; a veces todavía podía oler su perfume en la cama y sentir su suave cabello entre sus dedos. Extrañaba encontrar al médico a su lado, extrañaba sus sonrisas bobas cuando lo atrapaba haciendo algo que no se suponía que estuviera haciendo, extrañaba sus ojos, su risa, extrañaba absolutamente todo, incluso sus peleas.
Deseaba volver el tiempo atrás y dejar de perder el tiempo en discusiones ridículas y reemplazarlas por más tiempo a su lado, era lo que más anhelaba ahora que no le tenía a su lado.
Era difícil, vivir sin Stephen se había convertido en una de las cosas más difíciles que había tenido que enfrentar en su vida, aun seguía sin entender cómo era capaz de sobrellevar su pérdida e intentar ser feliz.
Una parte de Tony murió junto a él, pero ahora estaba aprendiendo a vivir nuevamente. Jamás podría dejar de extrañarlo, pero encontraba consuelo en los recuerdos que habían creado juntos y que hasta estos días mantenía a su lado.
Stephen se acostó a su lado, llamando la atención del castaño quien hasta ahora había mantenido su mirada sobre su laptop, probablemente revisando la información de algún prototipo que estaba creando y mejorando.
—¿Vas a trabajar hoy?—. Pregunto incrédulo. —Días como hoy no fueron hechos para trabajar, Tony—.
—Mira quien lo dice—. Su respuesta fue burlona. —Señor "Estoy obsesionado con mi trabajo"—.
—Creo que en ese aspecto somos iguales—.
—Tal vez, no se—. Se negaba a darle la razón, aunque la tuviera.
Finalmente apartó la máquina, colocándola sobre la mesita de noche.
—Entonces... ¿Qué quieres hacer?—.
—Nada, ese es el punto—. Respondió el de cabello más oscuro. Se acostaron juntos y simplemente dejó que lo abrazara mientras sus ojos se cerraban. —Te amo—.
—Te amo también—.
Cuando volvió a abrir sus ojos estos se encontraban llenos de lágrimas mientras se mantenían fijos en el espacio vacío a su lado. Esos recuerdos también le arrancaban el corazón, le recordaban como alguna vez en su vida pudo ser feliz y tener todo lo que necesitaba, ahora solo vivía aferrándose a esas memorias, temiendo perderlas trágicamente, pero eso no sería justo, no sería justo tener que sufrir de nuevo.
Su corazón agonizaba mientras intentaba salvarse a sí mismo, pero no estaba seguro de que valiera la pena seguir viviendo de una manera tan dolorosa. Todos los días eran una pesadilla desde que Stephen había partido.
Había muchas cosas que Tony era capaz de resolver, pero, para su mala suerte, la muerte no era una de ellas.
Deseaba poder volver a sentir sus labios, deseaba haber sido él quien muriera en aquel terrible accidente y no Stephen porque su corazón no podía con ese dolor.
(...)
Las gotas de lluvia mojaron su cabello, mientras su mirada vacía estaba fija en la lápida frente a la que se encontraba de pie. El nombre completo de su pareja resaltaba en letras negras, haciendo que pudiera distinguirse del resto.
—Sé que me dirías que me vaya a casa—. Susurro como si Stephen pudiera escucharlo mientras se agachaba para poner las flores que había comprado antes de llegar al lugar. —Pero no puedo hacer eso, estoy intentando hacer las cosas bien, pero es difícil, más difícil de lo que cualquier persona podría comprender, no me siento bien desde que te fuiste, al menos no por completo, ¿sabes? Quisiera que estuvieras aquí para obligarme a subir del auto—. Las primeras lágrimas se escaparon de sus ojos y ni siquiera le preocupó limpiarlas, hacía mucho que no se permitía llorar y ser vulnerable, pero estaba cansado. —No entiendo qué más debo hacer, no sé a dónde ir... Creo que mi vida se acabó cuando te fuiste, sé que no fue tu decisión, pero eso lo hace aún peor, preferiría saber que me odias y que rompiste conmigo porque a veces soy el ser más insoportable que puede existir, preferiría que siguieras con vida, aunque ya no estuvieras conmigo, al menos sabría que puedes hacer tu vida felizmente y no que todo acabó aquella noche—. Terminó de arreglar las flores y se quedó en silencio unos instantes antes de continuar, sintiendo como la lluvia se volvía más intensa y el viento soplaba con fuerza. —Siempre estoy pensando en ti, siempre estoy sufriendo, aunque intente vivir como una persona normal, pero estoy llegando a mi límite, no sé si existe algo después de morir, ni siquiera estoy seguro de que pasa, pero si hay algo después, otra vida o un lugar de descanso, el paraíso o el infierno, quiero encontrarme ahí contigo, es lo único que quiero; volver a verte—. Terminó mientras se ponía de pie.
Guardó silencio los siguientes minutos hasta que finalmente se retiró. Happy esperaba por él en el auto pues sabía que lo mejor para su jefe era poder tener privacidad mientras visitaba a Stephen.
El hombre estaba roto. Su mundo se detuvo cuando el corazón del médico lo hizo y pudo presenciar como el castaño se fragmentaba. No sabía si algún día sería capaz de recuperarse y de volver a ser el mismo Tony que era antes de sufrir esa pérdida tan significativa para el genio.
Lo vio subir al auto, destrozado y apenas murmurando un "gracias". Se sentía mal por él e intentaba ayudarlo junto a Pepper, a veces creían que estaba mejor pero algunos días parecía volver a caer e incluso empeorar.
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Semana Ironstrange 2023
FanfictionColección de One Shot realizados con la colaboración de diferentes fickers.