Ya había llegado al lugar donde me habían citado. La verdad, nunca me había encontrado antes con un ambiente así, tanta gente bailando, bebiendo y disfrutando. Sentía el cuerpo muy tenso, tenía miedo de que nadie me aceptase allí, como llevaba ocurriendo desde que llegué al instituto.
El botellón estaba siendo celebrado en el medio de la huerta del pueblo vecino y no era un lugar con demasiadas florituras. Se trataba de un edificio abandonado a medio construir, y no había ninguna casa en una buena distancia, por lo que ningún vecino se podía quejar y podríamos tener la fiesta en paz. Podría ser el mejor día de mi vida, y a la vez podría ser el peor, dependiendo de lo que ocurriese en las próximas horas.Me entraron ganas de salir corriendo en dirección contraria al gentío, pero un momento antes de que me girarse, pude distinguir entre esa manada de adolescentes una cara conocida, muy conocida: Camila. Camila era una de las chicas más populares del instituto, y no por nada. Era guapísima, vestía genial y era amable con todo el mundo, incluso conmigo. A demás, era muy inteligente y ayudaba a cualquiera que lo necesitase, ya sea tanto para solucionar conflictos como para pasar deberes y apuntes. En ese momento, se encontraba en el centro de un grupo de chicas, sujetando un vaso de plástico en la mano relleno de una bebida que no conocía. Vestía unos pantalones vaqueros anchos y un top blanco de tirantes cortos. Encima, brillaba un cardigan rosa con florecitas bordadas. Llevaba el pelo recogido con una pinza para que cayese por encima de sus hombros de una manera increíble. Su piel morena brillaba con la luz del atardecer y le daba un aspecto místico.
Una joya de persona, vaya.
Y esa chica era la que se me había acercado en clase esta mañana después de todo lo que había pasado con la sangre y Lucas y me había invitado a venir. "En la graduación apenas celebraste nada con nosotros, ¿por qué no vienes a lo de esta tarde?" Apenas me lo pensé y le dije que sí. Avisé a mi madre para que me autorizarse para salir antes de tiempo para poder arreglarme algo.
Quizá así podría ver a Lucas un rato más y no me quedaba encerrada en casa todo el día, como lleva siendo mi costumbre este último año.Intenté acercarme a ella, pero una mano grande se apoyó en mi hombro.
-¡Cristina, has venido! Me alegro mucho de verte- me sonrió Lucas. Vestía ropa cómoda, pero elegante. Su pelo rubio parecía dorado con el brillo del sol de la tarde -¡Wow! No me había fijado antes en lo bonito que era tu pelo- se quedó mirando fijamente mi largo pelo pelirrojo, que había peinado con mucho esmero y había decorado con unas flores de plástico.
-Ehhh, gracias, supongo -traté de sonreírle a Lucas mientras intentaba no sonrojarme. No solía recibir demasiados piropos como ese.
-¿Cómo estás?¿Cómo está tu nariz?¿Te duele? Lo siento mucho, en serio.Lucas me acribilló a preguntas, mientras yo trataba de responderlas sin titubear demasiado ni mirarlo fijamente, pero al final caí. Recorrí con los ojos su cara, fijándome en cada mínimo detalle. Me percaté de que, cuando sonreía, dos hoyuelos aparecían a los lados de su boca. También de que tenía una marca de nacimiento en su cuello, bastante similar a la de una pata de perro. Sus ojos eran de color azul oscuro, como el mar. Me di cuenta de que me estaba sintiendo cómoda muy rápidamente a su lado y eso me preocupó. ¿Qué me estaba pasando?
Cuando por fin me había armado de valor para sacarle tema de conversación, un chico de otro curso le llamó, levantando un brazo con un vaso de plástico relleno de una bebida marrón. Lucas se rió y unas lindas arrugas aparecieron en su nariz.
Se despidió de mí y echó a correr hacia su amigo mientras yo le miraba embobada. Cuando me quise percatar de ello, me di cuenta se que Camila me miraba fijamente desde su posición, con una expresión que no supe distinguir.
Me acerqué a ella con velocidad. De pronto, toda la comodidad que me había hecho sentir Lucas se disipó de un plumazo. Cada vez me estaba acercando más a Camila y podía distinguir en sus ojos una mirada muy intensa hacia Lucas. Parecía...¿enfada?¿molesta? De pronto me sentí como una hormiga a su lado. Como si ella fuese una diosa, y yo solo fuese su creyente, una creyente que había pecado y se enfrentaba al juicio final. Cuando llegué a su lado, carraspeé para llamar su atención. Ella volvió a la realidad y me sonrió, pero se notaba que estaba incómoda. Sus amigas bailaban cerca de ella, sin percatarse de la tensión que sentía.
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♤El Aullido Del Sol♡
Người sóiCritina nunca ha sido popular en su instituto, siempre ha sido algo así como un fantasma, perdida en sus pensamientos. Hasta que un día, festejando el final de clases, conoce a casi a mismo tiempo a Lucas, el chico popular de su clase y a Sebastián...