Lunes, 6:00 am, un poco pronto para todo esto.
Instituto, luces, miradas, habla, cueNTAS, ANSIEDAD, ME MIRAN, TEMBLOR
Respira...
Pensamientos de una adolescente antes de ir al instituto, o como ella lo llamaba, su infierno personal. Tocan la puerta y se oye una voz lejana, no quiere levantarse o no puede, quien sabe, ella no.
La habitación huele a sucio y los pañuelos están esparcidos por el suelo, nuestra adolescente se ha levantado sin mirar el móvil y se va al baño para darse una ducha.
Strike 1, que pequeño fue el detonante ¿no?
Limpio, ya no hay maquillaje, ni resaca, ni dolores, ni problemas...Baja olvidándose, la ropa, la mochila y el teléfono.
Cógelo, rápido.
Desayuna, se viste y recoge la mochila y el teléfono. Salimos.
¡Sí!
El camino es largo, va a pie para escuchar el silencio, de repente suena una estruendosa explosión y un pitido eterno. ¿Y el colegio? Estalló. Un mal experimento de química antes de clase o solo un mal día ¿quien sabe? Se da media vuelta, la casa se ve todavía. Espera ¿se ve?. Despierta en blanco, sueños con su madre, alto, la adolescente soy yo.
Así fue el comienzo de mi nueva vida, ahora estoy en mi casa mirando el móvil, releo por no se cuantas veces el aviso de mis amigos, estaban haciendo el tonto en el laboratorio y se quedaron encerrados, cubiertos de licor 43 que nadie sabia de donde había salido y con un mechero Bunsen encendido. ¿Fue mi culpa el incendio?
Mamá me llama, hay que desayunar. Ya abajo, entablamos la primera conversación en meses:
- ¿Estas mejor?¿Te sigue doliendo el oído?
Toco mi oreja vendada, recuerdo todavía la sangre y el pitido. Ese horrible pitido.
-No mucho, pero se sigue oyendo el....eso, al despertar.
-¿Se lo dijiste al medico?
-Sí, dice que es normal- revuelvo los cereales pasados en leche de ¿avena?
Se hace el silencio y sigo mirando el torbellino de colores de mis cereales. Que asco.
-Busqué un nuevo instituto y...
Mi madre rompe el silencio, otra vez no, no estoy lista. ¿Y mis amigos?¿La clase de literatura?¿Mi oído? ¿Y yo...qué?
-No- empujo los cereales y me levanto, ella me sigue .
-¿Perdona? Ya sé que todo esto ha sido muy duro para ti cielo, pero necesitas un instituto, una academia o algo.
Ni se molesta en poner tono de preocupación, es mas bien de regaño. Ya estoy en las escaleras y me giro solo para decirle que no quiero. Pero es en vano, ella me agarra del brazo y me mete en el coche a la fuerza.
Veo mis maletas en los asientos traseros, obviamente tienen que estar medio vacías o me habría dado cuenta de esto. Mi madre se sube en el lado del conductor y cierra las puertas para emprender el viaje.
El viaje fue silencioso, me negaba a hablar con ella después de tenderme esta emboscada. No sé cuanto duro el viaje, pero estaba lejos ese nuevo instituto, ya que caí dormida como a las dos horas.
Ahora entendía lo de las maletas, probablemente era un internado o algo así. Mi madre me despierta una vez allí. Salgo del coche sin mirarla y me pongo los auriculares, ella saca las maletas y nos encaminamos a... ¿Qué era eso?
Atravesamos la verja dorada que indicaba el comienzo de la propiedad privada, de ahí en adelante dejábamos atrás el asfalto para caminar por un suelo de piedra digno de un cuento de hadas, es más, TODO parecía sacado de un cuento (o de alguna de las películas de Barbie Princesa).
A ambos lados del camino se extendía un césped tan verde que parecía artificial, pero a juzgar por el olor era natural, del lado izquierdo mientras caminábamos, se podía apreciar un bosque de pino muy bien cuidado; y a la derecha, una piscina olímpica y un invernadero.
¿Mi madre me ha traído a un cole pijo con la intención de que olvide lo sucedido? Ja, que superficial...
Cuando estamos ya cerca de lo que, a mi parecer, era un palacio estúpidamente grande, empezamos a ver gente, algunos sentados en el césped, otros leyendo, jugando diferentes deportes , incluso había gente haciendo yoga.
Ya a las puertas del palacio, nos recibe una mujer alta, demasiado delgada para mi gusto (era todo piel y huesos), su pelo canoso estilo pixie engominado brillaba al sol, pero no más que los dientes blancos de esa sonrisa espeluznante. Sus labios rojos y las gafas en pico no ayudaban a su imagen.
-Bienvenidas a la academia de hidalgos- presentó con los brazos abiertos- Aquí pasaras los mejores años de tu vida y aprenderás a disfrutar los pequeños momentos. Soy la señorita Hidalga, mucho gusto.
-Igualmente- dijo mi madre estrechándole la mano- Sentimos aparecer ya empezado el curso, gracias por aceptar a mi hija.
-Sin problema, toda señorita que quiera ser una hidalga será aceptada- continua la señora hidalga mirándome- tu debes de ser...
-Si, soy yo, no hay tiempo para esto, adiós mamá- cogí mi maleta apresurada y casi que eché a mi madre del lugar.
-Lo siento mucho señorita Hidalga, mi hija no pasa por un buen momento y...
-No se disculpe, en serio, lo comprendo perfectamente. Enviare a alguien que la acompañe a su vehículo, mientras nos presentaremos adecuadamente.
-Gracias, entonces...Adiós cariño, nos vemos en Navidad.- mi madre me gritaba mientras se alejaba.
-Como sea- solo voltee los ojos y volví a mi teléfono.
Cuando mi madre se fue y la señorita regreso, esta cambio su semblante a uno serio y bramó:
-¡DERECHOS! Nueva hidalga.
A continuación se formo una fila kilométrica de color rosa formados por estudiantes totalmente rectos.
-Bienvenida a tu año escolar en la Academia de Hidalgos. ¿Cuál es tu usuario de Instagram?
-¿Disculpe?- No estaba entendiendo nada, ¿para qué quería esta señora mi usuario?
- Rápido, hay que introducirlo en la base de datos para asignarte tu numero- su expresión no cambio en absoluto.
¿Qué número?¿De qué habla?
-Aquí nadie tiene nombre, solo números, se facilita el trato- comento un chico que sinceramente no me importaba,
-¿Ok? es @ writeandraw, ¿Contenta?¿Puedo irme?
Lo siguiente que vi fue un flash cegador proveniente del teléfono de Hidalga.
-Genial- volvió a sonreír- Gracias por tu colaboración 191010.
Bueno supongo que ahora soy 191010, tiene razón, es más sencillo que aprenderse como 100000 nombres de las personas que estarían aquí ¿no?
Acto seguido, dio un golpe con un bastón que a saber de donde saco y la fila se descompuso. El chico que me dio el importantísimo dato de los números (nótese el sarcasmo), se acerco a mi sonriente y pasando sin detenerse por mi lado me susurra.
-Lo siento novata, bienvenida al infierno falsedad.
Me gire y lo mire irse desconcertada, ¿qué quería decir con eso?
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Academia de Hidalgos
Novela Juvenil¿Qué narices le pasa al mundo? Sonríe, se feliz, baila, estudia, no lo digas... BUA, ¿tan superficiales somos?¿Tan poco valoramos nuestra vida que tenemos que maquillarla incluso para nuestra familia?