El verdadero poder.

Viejos vicios

El inicio de las clases fue acompañado por el recibimiento de los de nuevo ingreso incluida Sybill Hallow y Clarice Crow, sin el uniforme de Cackle se veían diferentes, unas señoritas, sobre todo Sybill quién llegó primero, en vacaciones se había dejado crecer el cabello y tenía luces, lo llevaba en una coleta alta, una blusa blanca de botones con transparencia en las mangas y un pantalón negro entallado y unas zapatillas negras, se veía elegante, ella llegó a la facultad en un coche color crema que su padre le había dado, entró con paso seguro, éste iba a ser un nuevo comienzo, era una Hallow y estaba lista para triunfar, se había pasado las vacaciones recuperándose a si misma, evitando a Clarice Crow que durante el último año había sido insoportable, eran amigas , si , pero ella había logrado romper sus nervios antes de graduarse, así que no contestó cartas, llamadas, verificó que no fueran a ser compañeras en los dormitorios (gracias a Ethel sabía que en Abracadabra eran más bien departamentos en lugar de cuartos).

Llegó a los dormitorios después de chocar con una conserje estricta en exceso que parecía militar que sólo le advirtió de seguir las reglas, entró a su dormitorio emocionada y disfrutó cada instante, al parecer sus nuevas compañeras aún no llegaban, pero mientras  acomodó sus cosas en la habitación con su nombre, le fascinaba ese lugar puesto que en Cackle no tenían tecnología, no lo había pasado mal en el castillo pero la diferencia era abismal, se acostó en la cama, su gata se hizo ovillo a su lado y ella le rascó las orejas, se sentía bien, por fin podría enfocarse a lo que más le gustaba tanto en lo mágico cómo en lo tecnológico. 

-Un cambio lleva a otro y sólo así llegaremos a nuestro éxito.

Se sentó para ojear también su horario y combinarlo con el que tenía del seminario de cómputo y negocios en la universidad no mágica cercana, no sería tan pesado como parecía al principio, acomodó su laptop, y mandó un correo electrónico a su padre para asegurarle que todo estaba en orden.

Escuchó la puerta del dormitorio abrirse, se levantó y fue a la estancia para recibir a su compañera.

-Hola! un gusto, ¿Te ayudo con eso? -se acercó a la joven que tenía problemas con unas maletas-

-Muchas gracias, pesan un poco.

-Soy Sybill Hallow, es un gusto.

-Soy Felicity Harper, el gusto es mío

Me instalé en la habitación del fondo, ¿compartimos o prefieres la otra?

-Vaya que eres directa, hemm compartimos, la otra chica no debe tardar, creo se llama Melody Twilight

-De acuerdo, te ayudo a desempacar?

-Lo agradecería mucho, sirve que nos conocemos, ¿de que escuela vienes?

-De la Academia Cackle

-Vaya!, yo vengo de Lunaria 

-Es buena?, conozco poca gente de ahí

-Lo es, es extraño ya no estar ahí

Las chicas se enfrascaron en una conversación agradable  a la cuál posteriormente se unió la tal Melody Twilight , Sybill estaba encantada con sus compañeras, le daban su lugar, y ya parecían sus amigas, por primera vez en mucho tiempo, sintió que tenía amigas....

--------------------------------------------------------------------------------

Clarice Crow había sido aceptada en Abracadabra, quería continuar su camino al éxito, su fuerte era  la herbolaria y pócimas,  2 universidades  se habían interesado por ella pero escogió  Abracadabra el ¿porque?, porque los Hallow iban ahí, y aunque ella no era una Hallow, había pasado los últimos años como la mejor y única (de eso se había asegurado)  amiga de Sybill Hallow, mantenerse cerca de ella le dió muchos beneficios que no estaba dispuesta a compartir o perder, estar con ella era fundamental -¡¿Que más daba dónde estudiara por Hécate?!- . No obstante algo raro pasaba en sus planes, Sybill no se había comunicado en todas las vacaciones y lo único que sabía por los asistentes, mayordomos y madre de las Hallow, era que estaba en un campamento de cómputo o algo así, un tropiezo que podía controlar una vez que estuvieran juntas, pero oh sorpresa, no sabía ni cual sería el dormitorio de ella ya que no estaban juntas y parecía que a Sybill se la había tragado la tierra.