3- Solo Andrea

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(Dylan POV)

Andrea entró al auto y Dylan le cerró la puerta educadamente. Para el camino, Dylan puso el disco de una de sus bandas favoritas, Imagine Dragons. "Radioactive" sonó a todo volumen mientras Dylan acompañaba la voz del cantante. Andrea comenzó a carcajear. A Dylan se le vino el pensamiento de que solo se veía hermosa cuando reía. No sabía casi nada de esta chica, pero estaba dispuesto a pasar un día entero con ella tan solo para averiguar su apellido. Estaban a un par de cuadras del hotel cuando se le ocurrió algo.

-¿Ya desayunaste?-le preguntó

-Si le llamas desayunar a tomar una taza de café, entonces sí.

-Bueno, en ese caso hay un lugar que tienes que conocer.

-No, gracias Dylan, pero estoy muy cansada.

-¿Qué? ¡Lo siento, no puedo escucharte!-dijo mientras subía aún mas el volumen y acelaraba.
Al cabo de diez minutos llegaron a una cafetería. Esta se veía cálida y derrochaba un delicioso aroma a capuchino. Era la cafetería favorita de Dylan.

Entraron y él la guió hacia una mesa junto a la ventana. Una señora de unos cuarenta años se les acercó con una amable sonrisa.

-Hola Dylan, ¿lo de siempre?

-Sí, que sean dos por favor.

La mujer le sacudió juguetonamente el pelo antes de irse. Al cabo de unos diez minutos había dos platos de waffles cubiertos con miel y trozos de banana y dos capuchinos.

-Gracias Jane-dijo Dylan al recibir su orden. Jane trabajaba en la cafetería desde que tenía veinte y Dylan casi siempre era atendido por ella desde que era pequeño.
Comieron en silencio, pero a Dylan no le molestó porque eso le confirmaba que Andrea estaba deleitada con los waffles.

-Estos son los mejores waffles que he probado en toda mi vida-dijo Andy al finalmente acabar.

-Te lo dije.

Conversaron durante un par de horas mientras tomaban café. Finalmente pidieron la cuenta y salieron del local. El día comenzaba a estar un poco más soleado. Eran talvez las diez de la mañana. Era viernes y por el momento las calles estaban casi vacías, pues o la gente estaba en el trabajo o en la escuela.

-¿Conoces Hollywood?-preguntó Dylan.

-No, no conozco nada de la ciudad.

-En ese caso hay será un gran día.

-Lo siento, pero tengo que regresar al hotel para...amm... hacer algunas cosas.

-No te creo ni una pizca, entra al auto-finalizó conteniendo una carcajada.

El viaje duró unos veinte minutos, en los cuales estuvieron ambos cantando la música de Imagine Dragons a todo pulmón. Debía decir que Andrea no cantaba nada mal.

El día cada vez se hacía mejor junto a las risas de Andrea.
Al llegar pararon en la hamburgusería favorita de Dylan, se podría decir que la ciudad era su casa y todos los restaurantes, su cocina. Por ende, el conocía cada centímetro de la ciudad y sus restaurantes.
Al chico le sorprendió que Andy pidiera una de las hamburguesas más grandes y la acabara sin ningún problema. Luego de eso pasearon por las calles de Hollywood mientras Andy tomaba millones de fotos con una cámara desechable.
La siguiente parada fue Beverlly Hills, el paseo de la fama. Antes de dejar el lugar fueron a una pequeña heladería pues el sol había salido y estaban derritiendose.

-Bueno, ya te mostré la parte aburrida, ahora viene lo divertido.

-¿A dónde vamos?

-¡A Disneyland!-respondió Dylan super emocionado.

-¡Yey!

(Andrea POV)

Andy no tenía ni la menor idea de lo que era Disneyland, había visto algunos anuncios en el camino a la ciudad pero eso era todo. Tampoco tenía mucho conocimiento sobre el Paseo de la Fama. Había escuchado algunos nombres en la cafetería dónde trabajaba, pero eso era todo. Las monjas no le permitían ver televisión, escuchar música o leer libros normales y/o de la época actual.
Pero ella no planeaba volver a ver a este chico, quería ocuparse de otras cosas, y luego tendría tiempo para distraerse. Así que decidió no ser totalmente sincera con él y fingir estar emocionada.

Al cabo de unos cuarenta minutos, causados por el tráfico, llegaron al dichoso lugar. Se veía enorme y desde afuera podía escuchar la música a todo volumen, proveniente de todas las atracciones de las cuales Dylan le había hablado en el camino.

Al llegar a la entrada el señor de la boletería le sonrió.

-Hola Dylan!

-Que hay James,-dijo dándole un apretón de manos y luego señalandome-ella es mi amiga, Andrea.

-Muy bien, entonces serán dos entradas con fast-pass.

Y así, sin pagar nada, al cabo de unos minutos estaban dentro, esperando para subir a un juego llamado Space Mountain.

Tras estar en tan colosal juego, quedó mareada durante mucho tiempo. Al reponerse, siguieron paseando por el inmenso lugar, subiendo a los juegos, tomándose fotos y comiendo algodón de azúcar. Andy se estaba divirtiendo mucho, pero lamentablemente llegó el momento en el que le dolían los pies y el parque tenía que cerrar.
Salieron del parque y notaron que comenzaba a llover así que se dirigieron al auto rápidamente. El camino de regreso al hotel fue largo y silencioso. Antes de que Andrea bajara del auto, Dylan le hizo algunas preguntas.

-Hey, la pasé bien hoy.

-Yo también, gracias por todo.-dijo con intenciones de bajar del vehículo.

-Espera, me das tu número de teléfono?

-Lo siento, no.

-Al menos puedo saber tu apellido?

-No

-¿Por qué?

-Tu...tampoco me has dicho el tuyo.

-Es Ericsson, ahora puedo saber el tuyo?

-No, soy solo Andrea, adiós Dylan.- y así fue como se fue, dejando a Dylan con más preguntas que respuestas.

(N/A): Holaaaaa, no me maten porfavor, se que la historia va muy lento, pero este es un año escolar muy difícil, espero lo entiendan.

Es bueno soñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora