Único

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Con los ojos vendados, las manos atadas detrás de su espalda para evitar cualquier oportunidad de tocarse, Fang estaba sentado, completamente desnudo, con sus piernas abiertas y la espalda apoyada en el respaldo de la cama, dejando todo su escultural cuerpo a la vista, solo para Buster.

Según el mayor, Fang se había portado mal, en su ausencia había hablado demasiado bonito y muy de cerca con Grom.

Buster los había encontrado justo antes de que sus labios pudieran tocarse.

Tenía que admitir que el chico era rápido, apenas lo había dejado menos de una hora, dándole permiso para quedarse en el bar sin su compañía mientras él hacía otras cosas. Y apenas en un rato ya estaba sentado sobre aquel tipo con cara bonita.

No eran novios, no tenían la intención de serlo, pero en su extraña relación de buen sexo eran una pareja, pero más que nada, Fang pertenecía únicamente a Buster, y nadie más.

Había arrastrado con furia a Fang hacia el auto, y luego discutieron hasta llegar a casa, dónde la frase de "Te follaré tan duro y tan bien que no querrás ni imaginar estar con otras personas" marcó el inicio de un desafío.

A lo que el peliazul había respondido con un "Ni siquiera vas a escuchar un puto gemido de mi boca, porque cualquiera puede dar una buena follada, Buster."

Así que ahí estaban, ambos en el cuarto que siempre era testigo de todos sus encuentros.

El pelinaranja caminaba de un lado del cuarto al otro, admirando al chico con ojos lujuriosos, mientras una mano tocaba su mentón, pensativo.

No podía resistirse al menor, menos si estaba tan a su merced, pero el castigo era la razón de eso, y estaba calculando fríamente qué hacer, sin querer caer en golpes, nalgadas o asfixias, no era mucho de ese tipo de cosas.

El sexo duro le gustaba más que todo eso.

El problema era que a Fang también le gustaba que le den duro, como Buster lo hacía.

Por algo eran tal para cual.

Aunque eso ahora les jugaba en contra, tenía que hacerlo sufrir.

- ¿En algún momento vas a empezar? -preguntó el peliazul con fastidio, se estaba cansando y comenzaba a sentir algo de frío, ya que la calefacción estaba baja, la idea era que ellos calentarían el ambiente, así que el cuarto siempre estaba bastante fresco hasta que ellos hacían lo suyo.

Buster sonrió un poco, con gracia por la actitud del chico, siempre tan contestón y encantador a la vez.

Sin decir nada, se acercó a él, Fang movió su cabeza en dirección al ruido de las sábanas mientras lo sentía avanzar. Sintió la mano de Buster tomar su mentón, alzando su rostro y juntando sus labios con fuerza, haciéndole inevitable escapar de aquel húmedo beso.

El mayor se apoderó de su boca con violencia, recorriéndolo completamente. Sintió la mano del pelinaranja recorrer con la punta de sus dedos su muslo, yendo hacia la parte interna, haciendo que un escalofrío lo recorriera, conforme el otro subía por su piel para acariciar de la misma manera su miembro, aún dormido.

Buster separó sus labios, escuchando la respiración agitada de Fang por aquel beso.

- Voy a hacerte rogar para que empiece, sunshine.

Fang quiso reír.

Sintió a Buster alejarse de su rostro, pero volvió a sentir sus labios sobre su cuello, lamiendo y succionando su piel, mientras sus manos tocaban sus pálidos muslos peligrosamente cerca de su pene, pero nunca lo suficiente, yendo hacia su torso, hasta terminar en sus pezones, retorciéndolos un poco, apretándolos entre sus dedos, mientras la boca de Buster descendía hacia su miembro, dejando chupetones por todo su pecho y torso.

Sunshine ♥︎ BustangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora