Capítulo 1

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El viento matutino agitaba la ropa y cabello de ambos, bueno, no es como que Aether tuviera mucho cabello, pero sus caras estaban igualmente pálidas y las puntas de sus orejas comenzaban a enrojecerse debido al frío, el mayor no podía sentirlo, pero el cuerpo de un Delta reaccionaba más drásticamente a los estímulos del ambiente.

El sonido de sus botas sobre las piedras era el único que se colaba en el silencio infernal. Poco a poco fue llegando a sus oídos los motores encendidos de máquinas de vapor, carros yendo de un lado a otro, y ya podían ver las grandes tuberías de las fábricas expidiendo anillos de humo rojo y gris. Se adentraron en el pueblo.

–Sígueme. No te vayas a perder. Ven, agárrate de mi manga... – habló él señalando con sus cejas hacia su brazo izquierdo, ya que sus manos estaban ocupadas por el equipaje.

Los labios de la chica se curvaron hacia arriba.

–No tengo cinco años, Aether – rió ante la preocupación de su hermano–. Ya he venido aquí un par de veces con mamá, no voy a perderme –.

Los demonios del pueblo estaban alterados, como siempre. Se escuchaban gritos por todos lados; comerciantes ofreciendo sus productos, niños llorando, y una joven daba las últimas noticias cerca de un farol al final de la calle. La gente comenzaba a detenerse a su alrededor. Los hermanos no le dieron mucha importancia y siguieron caminando, pero cuando estuvieron más cerca, Delta pudo oír un poco de lo que la chica pregonaba. Algo sobre que un demonio de la gran ciudad había vuelto al Inframundo luego de haber estado en el mundo humano por poco más de dos años y que su estado mental era todo un caos, que el gobierno de ese territorio estaba considerando condenarlo a muerte. Dudó de esto último, ya que ya se encontraban unos pasos más adelante.

Aether parecía no haber prestado atención, pero su rostro ahora mostraba confusión. Tenía que hablar con Papa tan pronto como estuvieran en el palacio.

Tras caminar un par de calles más, ya estaban frente a la estación de tren del pueblo.

–Mira, Delta. Ya llegamos –atravesaron la puerta y pudieron observar algunos ghouls comprando boletos, otros abordando su tren y otros esperando pacientemente a que su transporte llegara.

Se acercaron a un banco vacío y acomodaron las cosas para descansar un poco del peso. La chica miró hacia arriba y pudo ver que la luz que iluminaba la gran sala era la luz natural de afuera, podía ver el cielo rojo a través de unas ventanas instaladas en el techo.

–Y, ¿ahora qué hacemos? –preguntó ella. Aether sonrió.

–Voy a comprar nuestros boletos. Luego esperamos y nos vamos, hermanita. Espérame aquí –parecía ir dando saltitos de felicidad mientras se alejaba en dirección a una taquilla.

No demoró mucho, pero mientras Delta seguía sentada en la recepción, su estómago comenzó a hacer escándalo. Así que, sin perder de vista su equipaje, se acercó a una pequeña tienda dentro de la estación y con un poco de sus últimos ahorros compró dos panes con zarzamora. Cuando regresó al banco donde se habían sentado, su hermano también estaba de vuelta.

–Tuvimos suerte, el tren no debe tardar más de diez minutos –.

–Excelente –los nervios empezaban a hacerle cosquillas –. Ah, me dió hambre y compré esto. Ten, te traje uno –.

Aether agradeció y disfrutaron del dulce sabor de la mermelada.

Unos minutos después, el tren estaba ahí. Tomaron las cosas y se apresuraron a abordar. Al subir al vagón, un mozo se ofreció a retirar su capa, Delta se alarmó y negó rápidamente para avanzar con su hermano hacia su cabina, quien caminó detrás de ella y fué entonces que reparó en la última prenda de ella. Sus ojos se detuvieron en el último trozo de tela que había sido adjuntado, uno más largo. Supuso que su querida hermana no había salido de casa en bastante tiempo.

Ritual (Ghost band - Rain Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora