Anhelos de un alma atrapada

Tortuosa realidad

Todos pasan de ella, cuando se ve que esta cansada.
Pero cuando es feliz, nadie la deja ser quien ella ama.
El viento frío corre y acaricia su cuerpo.
Como nunca nadie había hecho en mucho tiempo.

Sentada en la azotea, mirando al cielo.
Alzando su mano, preguntando.
¿Podré algún día llegar a tocarlo?.
O será que me quede con las ganas de anhelarlo.

Bailando bajo la lluvia, mientras el caos avanza.
Ella lo olvida y trata de ser feliz con lo que le queda.
Ya no hay más que cenizas de una guerra.
Que con lágrimas de un sabor amargo, se prepara para.
Asumir que ha perdido nuevamente por no poder.
Ser más fuerte que sus adversarios de más bajo nivel.

Como una daga directo al corazón esto ha de doler.
Ya han quemado mi jardín lleno de vida a más no poder.
Ya no dejan ser feliz, en este mundo que solo quiere renacer.
En un lugar lleno de paz y tranquilidad, eso es lo que debe ser.

Caras grises aquí y haya, esto es lo que le gusta a los demás.
No pueden ver una luz en su gama de tortuosos grises.
Que solo quiere brillar como ella sabe hacer.
Querida lucecita, no te dejes tocar, que ellos habrán de apagar.
Tu más inocente y dulce brillo, que tu solo querías mostrar.

Veo como de a poco muere otra alma.
Que como una llama llena de vida se apaga.
Yo ya no puedo hacer nada.
Solo ver como nuestros destinos culminan.
Dentro de estas caras grises sin vida.