Slice 03

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Al día siguiente, por primera vez en mucho tiempo, Hanni se encontraba despierta antes incluso que su despertador. Ya que no tenía teléfono, había decidido configurar el televisor de modo que este se encendiera a las 9 en punto, pero a esa hora ya estaba levantada y duchada, y cuando este se prendió de golpe, ya secaba su cabello con una toalla, sentada en el sofá. No se consideraba adicta al teléfono, pero sí disfrutaba revisar las redes sociales y videos divertidos antes de dormir, pero tras el incidente, no había tardado en dormirse presa del aburrimiento, así que por eso había despertado temprano y sintiéndose descansada. Tras terminar con su cabello, cogió su bolso de maquillaje y rápidamente realizó su rutina de exfoliación facial, pero al coger su espejo de mano y un labial color cereza, el recuerdo de la voz de Kim Minji surgió desde alguna parte de su mente.

Te ves mucho más linda sin maquillaje.

Una pequeña sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios.

—Quizás solo el delineador y bálsamo labial hoy...

Poco antes de las 11 de la mañana decidió que sería buena hora para salir, así que pasó su cabeza por el cuello de su suéter y se colgó una mochila a la espalda, echando una última mirada al espejo antes de asentir, sintiéndose satisfecha.

Salió a la calle, recorriendo el mismo camino por el cual Minji la había llevado el día anterior. Sentía algo de curiosidad por los alrededores de su barrio, pero sabía que tendría suficiente tiempo para recorrerlos más adelante.

Tras unos cuantos semáforos y haber doblado en la esquina equivocada una vez, logró recuperar el rumbo y llegó a los edificios color azul marino de tres pisos que la habían acogido durante una noche.

Al ingresar, se acercó al mesón del conserje y entregó el número de departamento, que había memorizado el día anterior.

—¿Su nombre? —preguntó el hombre, mientras el interlocutor sonaba.

—Hanni. Pham Hanni.

¿Sí? —se escuchó al otro lado de la línea. La voz de Minji era inconfundible.

—La señorita Pham Hanni se encuentra aquí.

Hanni sonrió internamente, sintiéndose como una invitada especial, pero enseguida sintió como si algo la golpease en la cara.

Mmm... No la conozco.

Hanni gritó.

—¡YAH! ¡KIM MINJI! ¡NO JUEGUES!

El hombre solo le dirigió una mirada de sorpresa, mezclada con molestia por el volumen de su grito y le hizo un gesto con la mano para que bajase la voz. Una señora que se encontraba preparándose para salir de compras con un carro de arrastre también la observaba desde lejos, curiosa por la escena, pero Hanni la ignoró.

La voz de Minji al otro lado de la línea esta vez sonaba divertida, como si reprimiera una risa.

—Déjela pasar, señor Cho. Gracias.

Hanni subió los escalones con rapidez, y al alcanzar el segundo piso no pudo evitar preguntarse cómo había hecho Minji el día anterior para cargar con ella hasta arriba. No tenía ningún recuerdo de esa escena, así que dedujo que estuvo totalmente inconsciente. Lo último que recordaba era a Minji, al interior del vehículo, preguntándole algo relacionado a un supermercado, ¿o ella había respondido eso? No podía aclararlo bien. Todo lo que vino después solo eran manchas borrosas sin contexto hasta abrir los ojos por la mañana.

Se sentía agradecida, sí, pero sabía que el día anterior ya lo había dicho, y por la personalidad de la otra chica, con tendencia a bromear, como había dejado claro lo ocurrido con el maquillaje, decidió que no volvería a repetirlo, aunque en el fondo seguía admirándola por su esfuerzo de haberla rescatado y esperaba tener la oportunidad de devolverle el favor o expresarle su agradecimiento de otra forma en algún momento.

Slice of Bread (Rebanada de pan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora