"𝑈𝑛 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠, 𝑙𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝐻𝑖𝑔𝘩𝑡𝑜𝑤𝑒𝑟"
Una mujer con solo su nombre. Una mujer de la calle, escondida entre los murales de su casa para evitar un cruel destino.
Hasta que conoció al...
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Cantidad de palabras: 2020
Advertencias: Comentarios vulgares. Escenas de sexo explícito. Consumo de alcohol.
Comentarios míos: ¡¡¡BUENAS!!! ¿Cómo están? Bueno, arrancamos de una con este fic, sin prologo y sin división de actos. Habrán muchas dudas que se van a ir respondiendo a medida que avancen los capítulos ¡Disfruten!
King's Landing
Flea Bottom, 126 d.C.
Telas de todos los colores y risitas de diversión se escuchaban entre las jóvenes. La brisa de verano corría por entre sus cabellos, moviéndolos en un compás idílico que llamaba la atención de quienes caminaban a sus alrededores. Sus prendas cortas, algo sucias y que mostraban más de lo debido, provocaban tentación y seducción en quienes buscaban momentos de placer.
–Estas telas son especiales, jovencitas, no tan solo llaman la atención de los hombres...
–De las mujeres también, ¿No es así? –pregunto la mayor de todas.
Cabellos castaños trenzados y sostenidos en una ruedecilla desordenada, escondidos bajo un delicado sombrero con rallas burdeos. Su vestido a juego escondía un esbelto cuerpo que llamaba la atención ante la seducción con la que caminaba, moviendo sus anchas caderas en un vaivén digno de admirar. Sus manos poseían guantes de seda, para no manchar la tela que sostenía entre sus dedos. Una mujer sofisticada, delicada y seductora.
Su nombre era Gillye. No poseía apellido, o más bien, a ella no le gustaba recordarlo. No venia de una Gran Casa de renombre con vasallos y dinero por todas partes. Ella vivía por aquí y por allá, bajo techos maltrechos, y casas de placer. Trabajaba como tabernera en los bares, ganando monedas de los hombres borrachos que solventaban sus gastos diarios y algún que otro gusto.
Pero Gillye, para muchos, era una mujer misteriosa y tentativa en investigar.
–Así es, Gillye –comento la anciana, sonriendo a la mujer–. Llegaran en grandes grupos y se pasaran el dato de boca en boca. Estas telas vienen de Dorne.
La castaña observo a las jóvenes que la acompañaban y sonrió.
–Deme 5, por favor buena mujer.
Las jóvenes le sonrieron a Gillye, queriendo pagarle por aquello. "Es un regalo", decía ella negándose a aceptar el dinero. No le gustaba que le pagaran por algo que ella compraba con amor y cariño.