capítulo 34: una promesa malqueda

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Los sonidos de los disparos suenan en todos lados como las gotas de lluvia cuando viene una tormenta. En medio del campo de batalla podemos ver a un soldado quien se encontraba devastado, cansado y no podía respirar adecuadamente así que decide quitarse el casco mientras las balas de los enemigos seguían golpeándolo.

Aquel soldado ve en el suelo un rifle que contenía aun sus municiones. Lo toma y empieza a disparar con firmeza logrando matar a uno de los enemigos. Pero derepente detrás de él aparece otro enemigo que traía en su mano una espada hecha de energía.

Afortunadamente el soldado logra noquear al enemigo de un solo golpea haciéndolo caer en el suelo para luego pegarle un disparo en la cabeza. Todo parecía haber terminado pero en realidad esto acaba de comenzar. Otro enemigo llega y le empieza a disparar al soldado exhausto quien no se rinde fácilmente y sigue disparando, pero, otro enemigo aparece y le empieza a disparar al soldado provocando que este salieran herido.

Pero con sus últimas fuerzas saca otra arma y empieza a disparar como loco mientras sangra todo su cuerpo, al final logra acabar con los dos enemigos, pero, otro aparece para empujarlo con fuerza mandandolo en el suelo.

Aquel soldado ahora se encontraba tirado en el suelo mientras otro enemigo con espada de energía llega para intentar asesinarlo, pero, nuestro soldado exhausto no se deja vencer fácilmente y sigue peleando ahora usando sus puños para acabar con la vida de los enemigos. Pero cada vez llegaban mas y mas hasta el punto de uno de ellos logra dejarlo inmovilizado mientras saca su arma afilada para asesinarlo. Cuando el soldado estaba apunto de ser asesinado se logra escuchar una voz...

- Jaeh-wan... Jaeh-wan... - *dijo, una voz misteriosa que le pertenece a una chica*

Mientras tanto loe enemigos estaban apunto de asesinar al soldado pero otra vez la voz se hace presente interrumpiendo el asesinato del soldado.

- ¡¡JAEH-WAN!! - *ahora gritó la voz con mucha fuerza*

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Derepente en ese momento en ese instante unos ojos se abren de golpe y lo primero que ve es a una chica de cabellera negra y ojos rojos enfrente de una fogata mientras cocinaba un cerdo. Jaeh-wan había despertado de un sueño bastante extraño, incluso se le había olvidado que se encontraba con su hija Akame.

- ¿estás bien, padre? - *preguntó Akame quien miraba a su padre, Jaeh-wan, con preocupación*

- estoy bien, y te eh dicho que no me llames así. Solo llámame Jaeh-wan o maestro - *dijo Jaeh-wan con seriedad mientras se flota los ojos*

- prefiero llamarte padre, es lo correcto - *dijo Akame con una sonrisa* - ya ha pasado un mes desde que decidiste entrenarme como guerrera cromática, deberíamos conocernos más, ya sabes, padre eh hija - *dijo Akame pero ahora con una sonrisa burlona*

Jaeh-wan no le tomó importancia el comentario de Akame, solamente estaba girando el cerdo para que quedará bien cocido, algo que provoca a nuestra asesinar hacer un puchero. Pero aparte de eso, Akame nota que al lado de la cintura de su padre había un casco de color azul en llamas.

- ese es un casco muy bonito ¿tú lo creaste? - *preguntó Akame*

- solo es un casco simple, no tiene mucha importancia - *dijo Jaeh-wan mientras toma su casco de caballero y ver su reflejo en él*

Nuestra asesina al ver la reacción de su padre después de ver su casco se dio cuenta que se trataba de un tema bastante delicado así que dejo de llamar su interés en el casco.

- y específicamente ¿cuál es tu trabajo? Porque yo no pienso que aparte de ser un guerrero cromática seas un olgasan - *dijo Akame*

- bueno básicamente aparte de proteger el metaverso desde las sombras, también soy el encargado de buscar a personas y entregarles dragones celestiales legendarios para que sean futuros guerreros cromática - *dijo Jaeh-wan con tranquilidad como si no fuera tan importante*

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