A beautiful lie - Tom Kaulitz

ESCAPA DE TU PROPIA SANGRE

POV DE TAYLOR

La mayoría no nos notó, pero cuando miré en el auto junto a nosotros, una cara de perra me sonrió. Era la mujer de cabello negro de antes, sosteniendo su teléfono celular directamente hacia nosotros. "Mierda."

Mi corazón latía tan rápido y fuerte que Bill probablemente podía oírlo. Aunque tampoco parecía muy relajado.

Agarró el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos y sus ojos se centraron en la carretera.

A cada paso mi cuerpo estaba presionado contra la puerta y trataba de no vomitar. Nunca había visto a Bill ir tan rápido, probablemente sea innecesario.

La mujer va varios minutos por delante de nosotros y aunque la alcancemos… ¿qué pasa entonces? Empecé a darme cuenta y ahora me sentí aún más incómoda, pase lo que pase, todo será malo.

"Bill…" no respondió y solo siguió mirando hacia el camino. "¿Quizás deberíamos simplemente desaparecer por unos meses?" El miedo hablaba claramente de mí, el miedo a Tom o a lo que pasaría si Bill alcanzaba a la mujer. Su cabeza se giró en mi dirección. "¿Qué, estás loca? ¿Se supone que debo arriesgarme a que Tom se entere de nosotros? ¡Entonces tendremos que desaparecer no sólo por unos meses sino para siempre!"

Condujo hasta la entrada del aparcamiento subterráneo. Sentí náuseas en el estómago como si tuviera 10 años otra vez y tuviera que hacer una presentación en la clase.

El pequeño coche rojo brillante de la mujer no podía pasar desapercibido. Estaba justo enfrente de la entrada del ascensor. "¡MIERDA!" Gritó Bill, golpeando su mano contra el volante.

"Ay dios mío." Susurré. "¿Qué?" Bill preguntó, en voz alta y molesto. "El auto de Tom... ya no está. Probablemente ya nos esté buscando".

Bill exhaló temblorosamente, como si estuviera a punto de empezar a llorar. Lo que sólo me puso más nerviosa. "¿O se había ido antes de que ella llegara? Tal vez ella esté arriba esperándolo". Dije esperanzada, Bill levantó la cabeza y asintió. "Tienes razón. Vamos."

Salió del auto y fui tras él. Caminamos hacia el ascensor y mi corazón empezó a latir con fuerza de nuevo. "Bill… ¿podemos tal vez subir las escaleras?" Él puso los ojos en blanco. "¡Taylor, no tenemos tiempo para tu fobia a los ascensores ahora mismo!" Me espetó.

Mi pie cruzó el umbral del ascensor, me presioné contra la pared y cerré los ojos con fuerza. "¡Apresúrate!" Le dije a Bill y pude escucharlo presionar el botón.

"Piso 16" dijo la voz y me sentí aliviado de que finalmente estuviéramos allí. La puerta se abrió y de inmediato recordé la situación en la que me encontraba.

Gustav estaba arrodillado en el suelo frente a la puerta principal y tenía un trapo en la mano... que estaba empapado de sangre.

Su cabeza se volvió en nuestra dirección. Se hizo silencio por un rato, fui la primera en decir algo. "¿Dónde está Tom?" Le pregunté con voz temblorosa. "No lo sé, en cualquier caso deberías irte antes de que él regrese." Bill asintió, caminó hacia la puerta y pasó sobre el charco de sangre.

Caminé lentamente hacia la puerta también, asustada de lo que estaba a punto de ver. "Oh, Dios mío..." Me atraganté una vez y luego rápidamente me di la vuelta. "¿Tienes su teléfono?" Le pregunté a Gustav, tratando de no vomitar…otra vez.

Lo escuché levantarse y caminar hacia mí. Se paró a mi lado y lo miré. Metió la mano en su bolsillo y sacó un pequeño teléfono celular con pedrería rosa.

"Aquí." Me lo tendió y lo tomé. La foto nuestra estaba en la minipantalla.

"Mierda." Suspiré y dejé caer la cabeza hacia atrás. Bill volvió a salir por la puerta. "Taylor, compré algunas cosas para ti. Vámonos". Se acercó a mí y miró el teléfono que tenía en la mano. "¿A dónde vamos?" Le pregunté. "A algún hotel hasta que la situación se enfríe un poco... y sepamos con certeza si Tom quiere matarnos". Caminó hacia el ascensor. "¡Excelente!"

UN SALTO EN EL TIEMPO

Miré por la ventana a Tokio, la ciudad con la que había soñado toda mi vida. Nunca pensé que este sueño se convertiría en una pesadilla viviente.

Bill salió del baño y se arrojó sobre la cama. Luego hubo silencio por un rato.

"No tienes que preocuparte, Tom nunca te mataría". Me volví hacia él. "Ah, ¿sí? Entonces, ¿por qué me trajiste aquí?"

Se levantó y caminó hacia mí. "Él todavía podría lastimarte... y no quiero que eso suceda". Me pasó el pelo detrás de la oreja.

"No creo que él te mataría tampoco." Dije mientras lo miraba. Se rió amargamente y se alejó de mí para mirar él mismo por la ventana. "No estés tan segura de eso".

Lo miré confundida. Debe haber notado mi mirada por el rabillo del ojo."Él me habría matado... sólo por casualidad su arma no estaba cargada pero apretó el gatillo..." Se volvió hacia mí ahora. "Tú... tú eres su punto débil, Taylor. Lo estás volviendo loco. Mataría a cualquiera cuando se trata de ti... incluso su propia sangre".

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