00|Pʀᴏ́ʟᴏɢᴏ

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Una historia la cuál todos habían pensado que finalmente había terminado, en realidad, estaba siendo recién empezada.

Una historia que al pasar de los meses se convirtió en una verdadera pesadilla para la pelinegra. La cuál hace cuatro años atrás fué secuestrada en contra de su voluntad, amenazada y utilizada para volver a su trabajo habitual, como sí nunca pasó nada.

-¡No me seguiré callando!-Gritó la pelinegra, soltando un pequeño sollozo, el cuál que por el miedo se le escapó.-¡No van a obligarme a volver!

-No sabes a quién te estás enfrentando niña...-Mencionó el hombre para luego girarse y darle la espalda, comenzando a caminar.-¡Alessandro, encárgate de esta inútil!

Los días pasaron, y cuándo todos pensaríamos que las cosas por fin se habrían calmado, de nuevo volvieron a tener un camino muy rústico.

-Por favor... yo no puedo trabajar ahora... -Musitó Leigh, estando aterrorizada por la figura en frente de ella. -Tengo un hijo en mi vientre...

-¿Y con qué me vas a salir después?-Preguntó el hombre para luego soltar una risa.-¿Con qué no estás preparada porqué Tom Kaulitz dejó un gran vacío dentro de tu corazón? -Preguntó con lástima.

Leigh negó lentamente con su cabeza, aguantando las ganas de derrumbarse ahí mismo.

-¿O qué no soportas que ningún otro hombre te toque por tu reciente violación? -Preguntó el hombre sin abandonar el mismo tono de voz.

La pelinegra comenzaba a llorar, sintiéndose débil al sentir la mano de el hombre acariciar juguetonamente su mejilla.

-¡Siempre fuiste una perra, Leigh! ¡¿Que es lo que cambió?!

Ese fue el principio para Leigh, lo que hizo que se comportara de una manera tranquila, mostrando todo lo contrario solo para proteger el fruto en su vientre.

Pero un día las cosas se descontrolaron, y por inercia, hizo lo qué nunca debió de hacer, intentar escaparse.

-¡Otra vez tengo que enseñarte a ser una perra obediente!-Gritó el hombre, comenzando a sacarse el cinturón.

El cuerpo débil de la chica temblaba al permanecer en el suelo, mientras que sus ojos comenzaban a derramar lágrimas.

-¡Por favor, no!-Las suplicas de la chica eran desgarradoras, asustada y protegiendo su vientre con sus manos. -Estoy embarazada, por favor, no me hagas nada...

El hombre soltó una risa burlona, que minutos después se convirtió en una carcajada.

-¿¡Embarazada?!... -Soltó, dejando escapar de su boca otras de sus risas.-¡De un hombre cómo Tom Kaulitz... uno que ya está muerto! -Gritó, para luego y con fuerza sostener con su mano la barbilla de la chica, obligandola a mirarlo a los ojos. -Gracias a mí.

La pelinegra sollozó, siendo invadida por el dolor, con sus ojos estando a punto de presenciar cómo el hombre iba a golpearla con el cinturón.

Ella nunca podrá superar lo que pasó, y mucho menos creer qué su amado ahora estaba muerto.

Ella prometió esperarlo una vida, y la siguiente sí era necesario.

Ella nunca se dejó tocar por alguien más que no sea él, y eso causó muchos problemas.

Pero una cosa la mantuvo de pie...

²⌉ 𝘼𝙛𝙩𝙚𝙧 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora