06|The nightmare doesn't end.

5.3K 393 120
                                    

Suspiré lentamente mientras que apoyaba mis manos encima de la mesa del tocador. Mi respiración era un desastre pero me esforzaba en moderarla. Tomaba varias bocanadas de aire, mientras que lograba mantenerme de pie y en no derramar lágrimas.

Hace algunos minutos que había culminado mi show de baile, los hombres como siempre, quedaron satisfechos pero aún no he logrado ver algún movimiento de un nuevo cliente. Al parecer, ya no soy el centro de atención ni la pelinegra que todos quieren.

Decidí venir a mí camerino a tomarme un tiempo a solas, más bien, un escape de la realidad y decidida a encerrarme toda la noche aquí.

Debería de sentirme feliz y relajada, pero al contrario, me siento asustada. Estoy muerta.

Las palabras de Alessandro se repetían dentro de mi mente una y otra vez. Sus palabras fueron firmes y seguras.

Mi padre llegará después de tu show de baile, y de seguro querrá hablar contigo.

No supe si Lisandro había llegado, y tampoco lo quería saber pero sabía que tarde o temprano iba a tener que hablar con él y dar la cara.

Su presencia dentro de este bar seguía asustandome, seguía poniéndome los pelos en punta. Es el ser más detestable de mí vida, y decir que lo odio es poco.

Sé que algo anda mal, sé que el tiene mi futuro perfectamente planeado. Él me matará, y pude reconocerlo esta mañana, al darme cuenta de que alguien había entrado a mi casa. Ese alguien, colocó aquella hoja encima de mí cama, todo fue una pésima broma de ellos, o tal vez, un aviso antes de mí muerte.

Habían entrado a mi casa, donde tenía a lo más sagrado de mi vida, a Tommy.

Lisandro y Abel, ambos tan parecidos y lográndose entender perfectamente por su sed de venganza. Ellos nunca dejaran de molestarme, nunca dejaran de joderme, para ellos nunca será suficiente todo lo que me han hecho.

Solo una cosa lograba mantenerme en pie y al márgen. Mi hijo, y no me cansaría de decirlo, si no fuera por él... yo ya estuviera muerta desde hace muchísimo tiempo.

Me pasé las manos por la cara, peinando mi cabello hacia atrás. Buscaba algo para relajarme, y de inmediato recordé los cigarrillos que Natalie me había dado. Tal vez, lograría relajarme si fumo por un rato.

Se que no estaba bien, pero al carajo, nada de lo que estaba haciendo o pasando estaba bien. Mientras no lo haga en frente de mí hijo y ni le de estos malos ejemplos, todo está bien.

Comencé a sacar un cigarrillo de su pequeña caja para luego rebuscar un encendedor en los cajones. Al encontrarlo, comienzo a guiar el cigarrillo hacia mis labios para luego sostenerlo con los mismos, y finalmente después de unos segundos logro encenderlo. No tardé mucho en darle una profunda calada y en cerrar mis ojos, disfrutando de el cigarrillo.

Esto me recordó a varias cosas, como la vez en la que Tom me enseñó a fumar. Absolutamente varios recuerdos llegaron a mi mente, y uno de ellos de cuando le pedía que dejara de fumar... ¿Quien lo diría? Ahora estaba peor que él.

Retiré el humo de mi boca y sostuve el cigarrillo con mis dedos para luego avanzar hacia la puerta. Abrí esta y salí, comenzando a darle algunas caladas al cigarrillo mientras avanzaba por los pasillos del bar.

No tardé en volver a escuchar la fuerte música, hoy con la llegada de Lisandro, el bar estaba sólo un poco más movido que antes, así que no me quiero imaginar que fue lo que hizo.

A medida que iba fumando, me sentía más liberada y relajada. Mis caladas eran suaves y lentas, y era igual a la hora de retirar el humo. Me sentía relajada y tranquila, esto era lo que quería.

²⌉ 𝘼𝙛𝙩𝙚𝙧 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora