1. 𝗠𝗶𝗿𝗮𝗱𝗮𝙨

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Mis pisadas en los escalones se hacían cada vez más sonoras y por ende lo bastante ruidosas como para despertar a mi tío quién se encontraba durmiendo en el sofá.

Se me hacía tarde para la escuela y probablemente, muy probablemente, ya había perdido el autobús de las siete.

Al escuchar un ronquido proveniente de la sala, agradecí internamente que mi tío tuviera el sueño pesado.
Ya no estaré aquí cuando despierte.

Salí dándole un gran mordisco a mi sándwich mientras cerraba la puerta lo más cuidadosa posible.

Una vez en la escuela después de haber perseguido a duras penas el autobús hasta que el conductor se apiadara de mí y me dejase entrar a este, fui directo a mi salón de clases.
Creo que sería la primera vez en el mes que no llego tarde a la escuela.

- ¿Tú llegando temprano? ¿Qué mosco te picó?- comentó Demir, mi mejor amigo, alborotando mi cabello.

- El mismo que te dejará sin sangre si no dejas de despeinarme - lo empujé levemente viendo como este solo se burlaba de mí.

- Pero que gruñona eres. Si eres así con diecisiete, no me imagino como serás a los treinta.

- Si es que sigo viva para eso - rodé los ojos.

Demir tomó mi brazo y me llevó cuidadosamente a su asiento.
El maestro aún no llegaba por lo que no estar en mi pupitre no sería un problema.

- Aeri, ¿cómo va todo en tu casa?- preguntó arreglando mi cabello detrás de mi oreja.

- Siendo sincera, me está yendo mejor de lo que esperaba. Digo, aún no le digo a mi tío que me despidieron del trabajo pero... él aún no me ha pedido dinero - hablé jugando con un lapicero.- Supongo que lo hará en estos días, si es que no lo hace hoy.

- Ya veo - pensó por unos segundos.

- No te preocupes, tengo lo suficiente como para que no se dé cuenta de que no tengo trabajo. Al menos no durante esta semana. Es lo que tengo pensado hacer.

- Está bien. Si se te complican las cosas, no dudes ni un segundo en pedirme ayuda - me sonrió dulcemente. Asentí con la misma sonrisa que siempre doy.- Oye... ¿Continúan siguiéndote esos tipos?

El sonido de una silla moverse estrepitosamente llamó la atención de todos en el salón.

Volteamos a ver a un chico que se encontraba leyendo un libro en su asiento.
Luego de unos segundos, todos regresamos a centrarnos en nuestros asuntos algo extrañados.

- ¿Soy yo o nunca lo había visto?- alcé mi ceja esperando una respuesta por parte de mi amigo.

- De hecho, yo tampoco lo había visto... aunque me haya parecido que sí - rascó su nuca.- Bueno, olvídalo y responde mi pregunta. ¿Aún te están siguiendo?

- Pues desde hace una semana que ya no los veo. Supongo que se dieron cuenta de que mi vida es aburrida y decidieron ya no seguir espiándome.

- ¿Segura?- moví la cabeza asintiendo.- Eso es una buena noticia - soltó un gran suspiro - Entonces la amenaza que les di los asustó - sacudió su casaca mostrándose muy orgulloso.

Negué con la cabeza ante su acción.
Demir es en este momento la única razón por la que sigo esforzándome cada día.

Es como un hermano para mí.

Sus consejos, sus chistes sin sentido, sus historias de mal de amores, su intento de ser un hermano sobreprotector y mil cosas más, son lo que me hacen no sentirme tan sola.

Amistades como él hay pocas.

- Buenos días a todos - una voz gruesa se dejó escuchar resonando en todo el salón. Era el maestro.- ¿Qué les dije sobre cambiarse de asiento? Vuelvan a sus sitios ahora.

𝐈𝐧𝐦𝐨𝐫𝐭𝐚𝐥 𝐋𝐨𝐯𝐞 || 𝐄𝐧𝐡𝐲𝐩𝐞𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora