Capítulo tres - ajá dijo la hija de Slenderman (Parte 2)

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...¡No! Se equivoca, profesor. - Dijo André, alterado por la situación.

Entonces dígame, ¿Qué es? - Preguntó el docente de forma calmada, a lo que André soltó una pequeña mentira. - Es solo un papel viejo que encontré en mi cartuchera, nada en especial...

Durante todo esto, Camila no podía apartar la mirada de aquella escena. Ella estaba preocupada por su entonces amigo André, no sabía lo que había en ese papel tan polémico, pero no le importaba tanto su contenido, sólo en cómo estaría André después de esto...¿Castigado? ¿Nervioso? ¿Triste?

No podía permitirlo.

¡Sí, lo es! - Camila habló, su voz resonando en el aula, si bien podría solo haber mantenido la boca cerrada, no lo hizo. Es como si André despertará algo en ella, algo distinto, especial, mágico.

André, mientras tanto, parecía completamente sorprendido ante el innecesario comentario de Camila.

Uhm, bien niña, no necesitabas alzar así la voz... - El profesor se dirigió devuelta hacia el pizarrón, siguiendo con la clase normalmente.

André se sentía algo confundido, mientras que Camila se sentía victoriosa.

...

Durante el recreo, Camila se la pasó con André todo el tiempo, hasta que la chica que había recogido la nota de André anteriormente apareció.

¡Hola! - Se acercó la niña, saludando felizmente.

¡Hola, Renata! - Saludó Camila, y pronto la conversación se envolvió entre tres personas.

Gente, hace 2 días encontré esto en la calle, literal en medio de la pista. - Explicó Renata, mostrando un tablero tallado en madera con unas letras que se asimilaban al ruso.

¡Agh! ¿Cómo es que trajiste eso? ¡Cuánta gente cochina lo habrá tocado! - Dijo Camila, a ella no le gustaba la idea de sostener, traer y convivir con un objeto de dudosa procedencia.

No te preocupes bebé, está bien, no lo toques si no quieres. - André calmó a Camila, abrazándola de cerca.

Bueno, en todo caso te lo daré a ti, André... La verdad no sé qué hacer con él. - Dijo Renata, otorgándole a André el tablero con lentitud.

¡No! No gracias, Renata...si no lo querías no lo hubieras recogido, en primer lugar... - Se negó André, mostrando su desaprobación.

Pff... ¡Anda! Si quieren lo limpio en el baño y se los traigo, es más, ¡les pago! - Suplicó Renata, a lo que André asintió solo por la parte monetaria.

¿De cuánto dinero estaríamos hablando? - Preguntó André con curiosidad.

Un sol. - Respondió Renata.

No puedo aceptar tan poco, cinco soles mínimo. - Aclaró André, a lo que Camila intervino.

Hey, no jueguen con eso. Renata, yo te lo acepto una vez que esté limpio, no me pagues nada. - Mencionó Camila, sintiendo piedad por una de sus más grandes amigas.

¡Okey! Denme un minuto. - Dijo Renata, yéndose con el tablero en manos hacia el baño para poder lavar con detenimiento el tablero.

Bien, ahora que estamos solos... - Empezó a hablar André, acercando lentamente su brazo alrededor de la cintura de Camila, y antes de que pudiera terminar su oración, fue interrumpido.

Mira... después de la clase de historia no tengo ganas para nada, detente, ¿vale? - Mencionó Camila. André parecía más decaído tras aquella aclaración.

Si, claro...entonces, ¿Qué crees que se esconda tras ese tablero? - Preguntó André.

No lo sé, solo sé que parece escrito en catalán. - Bromeó Camila con su típico acento sarcástico.

Jaja, ¿catalán? ¿Qué es eso? - Dijo André, acercándose más a Camila.

Es un idioma. - Aclaró Camila.

Hablaron durante varios minutos, hasta que se percataron de la ausencia de Renata.

Ambos decidieron ir a buscarla al baño, donde se suponía que estaría.

Renata, ¿Por qué tardas tanto? - Preguntó Camila, asomándose por la puerta.

Renata no estaba allí.

...

André, ella no está. - Dijo Camila con un tono preocupado.

No te preocupes, no le pudo haber pasado nada, ¿No es así? - André se cuestionó a si mismo, para luego seguir buscándola.

El patio no era grande como para perderse, parecía más bien un cuarto en el que encierran a los enfermos mentales que ya no tienen salvación, como si fuera un cuarto de manicomio.

André y Camila se aventuraron a preguntar a la mayor cantidad de alumnos posibles sobre el paradero de Renata, más ninguno sabía, excepto un chico llamado Gianfranco, también conocido como Zapata.

Sí, la he visto. - Afirmó el de voz grave.

¿Si? ¿Dónde? - Preguntó André.

Entró al baño de hombres, luego de abrir el lavabo, se esfumó. - Explicó Gianfranco desinteresadamente.

Al escuchar tal testimonio, André no dudo en correr a contárselo a Camila, la cual interrogaba a otras alumnas, para luego ingresar directamente al baño de hombrecitos.

¿Qué estaría haciendo ella aquí en el baño de mocosos? Seguro ese niño te mintió. - Cuestionó Camila.

Ella no confiaba para nada en Zapata. Él es su ex el cual terminó ignorándola los últimos días de su relación, la confianza era nula.

¿A qué te refieres con "baño de mocosos"? - Preguntó André.

Es solo una broma que tengo con una amiga mía. - Comentó Camila.

Para la sorpresa de todos, lo único que había en el lavabo era el tablero tallado en madera junto con el agua chorreando, a este punto este ya estaba limpio.

¿Qué? ¿Cómo puede ser que Renata sea tan descuidada al dejarlo allí? - Dijo André, cerrando el grifo y sosteniendo descuidadamente el tablero, observándolo por todas partes.

Sin ningún tipo de aviso, las letras del tablero empezaron a soltar una leve luz blanca, la cual se fue intensificando a medida que avanzaban los segundos.

¿Qué...? - Un André asustado se hacía presente, aún sosteniendo aquél tablero con las manos temblorosas.

¿Qué pa-?... ¡Wow! - Se sorprendió Camila al notar como el tablero soltaba una inmensa luz.

Pronto la luz cegó a todo quien estuviera dentro del cuarto, y esa misma luz cegadora fue la que los atrapó...

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⏰ Última actualización: Aug 03 ⏰

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CANDRÉ - CamilaxAndréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora