_𝚃ú 𝚖𝚒𝚜𝚖𝚘_

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XII•

_Presente_

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Corrió hasta el pequeño lavabo y abrí el grifo, sintió la calidez del agua recorriendo su pata y cayendo a sus costados, mojando parte de su ropa.

Mojo toda su cara frenético, no le importaba la excesiva cantidad de líquido que se infiltraba en sus ojos, el dolor de cabeza era más fuerte e inaguantable que un simple ardor.

Suplicaba constantemente de que todo esto se detenga. Que deje de ver a ese Caiman que solo lo torturaba, que paren de desanimarlo y agotarlo emocionalmente. Quería paz.

Alzó su vista al ancho espejo frente a él, se notaba su mal estado, ojeras grandes colgando debajo de sus esferas azules, su pelaje completamente despeinado y húmedo, su ropa arrugada y desordenada.

Le daba repulsión. No era ni la mitad de alegre ni lindo de aquel Freddy antiguo, su cabeza le daba vueltas. Esto era peor de lo que pensaba, no debió aceptar esta cena, su salud empeoraba con más frecuencia y ahora no dejaba de ver cosas, sombras corriendo, Sentir risas provenir de los demás, ojos de color carmesí profundos siguiéndolo con la mirada sin descanso.

Allí estaban de vuelta, mirándolos desde el espejo. Penetrante cómo siempre, esperando el momento perfecto para atormentarlo, sonriente como una hiena.

-No, no... por favor no-Murmuró sin aliento el pobre y deteriorado animal, se agarraba la cabeza con las patas buscando suavizar el dolor-¡YA VETE, POR FAVOR! ¡¿QUÉ VES EN MI PARA PERSEGUIRME?! ¡¿No basto hacerlo en mis pesadillas?!-su suave y armoniosa voz se quebró.

-¿Si quieres saberlo? te lo dire-Unas carcajadas dignas de petrificar a cualquiera se escaparon de aquel asqueroso y repulsivo ser-Es fácil darte cuenta de que esto hubiera terminado distinto si tú se lo decías todo antes, es lamentable ver como los seres vivos se rehúsan a abrirse con los demás.

Apoyo sus patas en el frío vidrio dando la impresión de querer escapar, No le importo al oso. Ya no estaba en sus cinco sentidos para reaccionar.

-Él silencio no siempre es la solución a los problemas, a veces funciona y en otras... como en tu caso, lo empeoran bastante-Sus colmillos blanquecinos brillaban con furor-Yo no soy nada más ni nada menos que tu miedo; del temor, resentimiento y soledad que llevas dentro. Me diste esta forma y apariencia, lo amas demasiado que tanta frustración hacia tu persona me invento, temes a ser rechazado.

-Callate-Cerraba sus ojos agotados, el sentimiento de pesadez en su cuerpo lo limitaba a salir de allí.

-Culparte por enamorarte de él, creer que eras menos que todas esas chicas, te disgusta pensar el como te comportaste durante aquella discusión porque sentías celos y miedo de perderlo.

-Te.... odio-Reposo sus patas en la superficie del lavabo, era verdad. Esa puta sombra decía la verdad.

-Eres consiente que pensar en lo último te rompe por completo-Negó con la cabeza, lo miro con firmeza y por un momento vio como sus iris brillaban-Tu mente se acostumbro a estar en compañía todo los días con él; de verle caminar por los pasillos, enojarse y lanzar rabietas cuando es día de limpieza, escucharlo reír al verte cocinar o cantar, quejarte de cómo siempre deja la cocina un desastre, de verlo tan sereno practicando con su bajo mientras la luz brillante invade todo su cuerpo, entre más cosas que amas sobre él.

El aire le faltaba, se ahogaba con tantas palabras que se resistían en salir. Nada más que dolor invadían su inestable cuerpo.

-Freddy, al igual que él, tú perderías la cordura por vivir solo, tener que sentir todo tu espacio vacío, esperando días enteros para volver a ver a cada uno de tus amigos y conocidos y pasar horas juntos, amas pero detestas la soledad, al llegar a casa lo peor es que intentas sobrevivir de ti mismo, sabes que te conoces a la perfección pero a la vez no. te genera ansiedad.

-¡Cállate!-Las lágrimas no tardaron el llegar.

-Sientes pesar y atormento al encontrarte a ti mismo, saber que no eres el verdadero Freddy Fazbear. Solo el que nunca tiene problemas, que es alegre y divertido, al que todos quieren y adoran. Deseas ser él por siempre pero olvidas lo más importante-su apariencia cambiaba de forma, la musculatura del caimán se reducía al cuerpo del menor, le salieron orejas de oso al igual que hocico y como no, el color carmesí se transformo en celeste marino-Ninguno es perfecto. Los defectos abundan en cada uno de nosotros y no es malo, si fuéramos los mejores en todo ¿Qué ganaríamos? Perderíamos lo valioso de comenzar desde cero y progresar con el tiempo. La determinación, la satisfacción, el esfuerzo, la práctica, la paciencia, etc. Todo eso se perdería.

Sonrió con melancolía y no aparto la vista de Freddy.

-No debes fingir más, todos tienen la libertad de expresar lo que sienten. Desde hace mucho no sentías tristeza. No llorabas, no experimentabas el enojo ni los celos, te rehusabas a amar por temor de perder a la mejor parte de ti-Él cuerpo de Freddy no resistía más-Te encerrarste tanto en aquel papel de Super estrella y Nunca pensaste en que Monty te ayudaría a ser más abierto, más libre y despreocupado. Él saca a flote lo más hermoso de ti, por favor no desperdicies su ayuda.

El pesado cuerpo del oso se desplomó en el suelo, sus ojos se cerraban lentamente, su respiración era pesada y sus sentidos se apagaban.

-No hay peor enemigo que uno mismo, Freddy-Mencionó aquel oso mirando como su cuerpo, luego de decir eso, quedaba inconsciente en el frío suelo.

Los minutos no se alargaron, tampoco se desperdiciaron, pisadas se escuchaban en la parte de afuera, llamando alegre al nombre del chico que le estaba robando el corazón.

Volteo la mirada hacia la puerta y sonrió al ver al caimán de cabellera rojiza, ojos carmesí entrar en la habitación.

-¿F-Freddy? ¡MIERDA, FREDDY!-soltó las pertenencias del menor y corrió a su lado-¡Responde, Vamos Freddy!-Sujetó su pata, lo posiciono bien y lo alzó.

-¡RÁPIDO, LLAMEN A UNA AMBULANCIA!-le estaba ocurriendo de nuevo, otro arranque de ira. Justo como pasó en el Concierto de ese mismo día.

El pánico de las personas y Fursonas por ver lo que sucedía era inevitable, muchos salían del lugar para evitar que sus hijos vean esa escena, otros no sabían que hacer y muy pocos temblaban mientras marcaban a urgencias.

-¡ALGUIEN QUE LLAME A LA PUTA AMBULANCIA!-la cara de Freddy se volvía pálida con cada segundo-¿¡POR QUÉ TIENEN TELÉFONOS Y NO LO USAN!?

Las lágrimas eran incontenibles, tenia miedo.

°ᴬˡᵘᶜⁱⁿᵃᶜⁱᵒⁿᵉˢ° /ᴹᴼᴺᵀᴱᴰᴰʸ/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora