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Habían pasado ya varios meses de aquellos sucesos

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Habían pasado ya varios meses de aquellos sucesos.

Nene y Emu se habían mudado a distintas ciudades.

Mizuki ignoraba a Rui.

Todos los demás ya no hablaban con Rui.

Y Tsukasa.

Se había suicidado.

Todo eso fue muy difícil de asimilar para el, se había quedado solo de nuevo, ya ni tenía a nadie, ni a su propia familia.

O quizás si tenía algo.

Un gato que había rescatado hace un año.

Pero ese no es el tema aún. Creo.
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Rui se encontraba en su habitación como de costumbre, aquella habitación polvorienta, llena de paquetes de comida, latas, ropa tirada en el suelo, ya nada era como antes.

El cada vez estaba más deprimido, y su apariencia lo hacía ver más, ya no usaba aquellos colores en su ropa, ahora eran solo colores neutros.

Había dejado de hacer máquinas, o mejor dicho, había dejado de hacer todo, pues ya no tenía las ganas de hacer algo más que dormir y llorar.

Habían pasado noches en las que solo se la pasaba mirando el cielo, o tirado en el piso solamente porque si.

Se sentía insuficiente, culpable por no haber podido salvar a Tsukasa de ser atropellado, culpable de que Nene se mudará, culpable de que Emu se tuviera que ir, y culpable de que Mizuki o los demás ko le hablaran.

Había intentado suicidarse muchas veces, pero no era capaz, el miedo se apoderaba de el.

Incluso intento cortarse, pero sólo se causaba rasguños o Cortes leves, no era capaz de hacerlo tampoco.

Ahora sólo esperaba algo.

Había algo en su corazón, en su pecho, un sentimiento de estar esperando algo en concreto.

Nunca supo lo que era, pero pensó que estaba esperando su muerte, así que no dudó en aceptar que esperaba su muerte.

Y esa noche era una de esas, tirado en el suelo mirando a la nada, esperando la muerte como de costumbre.

El aire fresco de la noche entraba por aquella ventana que tenía un vidrio roto, rui lo había roto en un ataque de ira, y nunca la volvió a arreglar.

La luz de la Luna ese día era débil, no alumbrada mucho, así que se podía decir que había mucha oscuridad, los faros que estaban en la calle no eran de mucha ayuda tampoco, pues estaban rotos.

Lo único que le quedaba a Rui era abrazar aquella oscuridad que lo rodeaba como cualquier otra noche.

Era eso, o abrazar a su gato que estaba acostado a su lado.

𓏲🩻𓂃The kamishiro rui ꗃ🖇️🩹⌑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora